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domingo, 1 de mayo de 2016

MIS ANCESTROS

GENEALOGÍA DE LA FAMILIA TITO-GALLEGOS

Desde siempre, la concesión del nombre ha implicado el deseo familiar de que la criatura a la que se le concede ese determinado nombre adquiera los rasgos y virtudes que poseía un pariente en particular llamado así. Puede ser el mismo padre, madre, abuelo, abuela o cualquier personaje histórico cuya vida y existencia es admirable y digna de elogio. Lo cierto es que por muy orgullosos que estemos de nuestra familia, nadie escapa al hecho de que nuestras genealogías además de tener grandes y virtuosos antepasados también encontramos asesinos, violadores y malhechores. A veces, los mismos nombres familiares pueden mostrarnos  qué clase de personas fueron nuestros ancestros, a través de la interpretación de los apellidos. En este caso analizaré mi propia genealogía y la de mi esposa para aprender los rasgos más significativos de los antepasados que originalmente portaron nuestros apellidos. He escogido solo algunos al azar como muestra y ejemplo, ya que analizar cada uno de los apellidos familiares daría para una toda una enciclopedia.

Tito: Apellido controvertido y antiquísimo, más utilizado como nombre personal. Dicho nombre ya era utilizado por los etruscos y aparece en una antigua estela de piedra representando a un guerrero. Esta imagen coincidiría con su significado que sería “valiente defensor
Heráldicamente está representado en azur, una mano serrada goteando sangre.

Viedma: Arábigo, del nombre personal Bedmar o Abenmar (Ibn Marw o Marwan) probablemente su significado es “hijo del gallego
Heráldicamente está representado en un campo de plata, un león de gules saliente por el flanco izquierdo.

Delgado: Apodo personal del latín delicatus, delicado, delicioso, en el romance adquirió el sentido de “pocas carnes”. Originario de Santander y extendido por toda la península.
Heráldicamente está representado en borduras de plata y gules 7 estrellas  y 7 calderas de oro con salutación angélica en letras de azur “Ave María Gratia Plena

Garrote: castellano del occitano garrot y de origen germánico. Su acepción más antigua hace referencia a un proyectil de madera que se lanzaba desde una ballesta.
Heráldicamente trae Una encina y un jabalí al pie del tronco.

Samaniego: Probablemente de origen judío y extendido por la población navarra. Hay algunas lagunas respecto a su significado, pero  muchos eruditos afirman que significa “hijo de Samaria
Heráldicamente está representado en azur, una espada de plata, encabada de oro, con la punta hacia arriba y acompañada de 7 estrellas de oro. Porta el lema “Esta espada quebrará, más mi fe no faltará”

Pintor: Apellido que hace mención al oficio de su portador. Del  latín pinctor, pinctoris. Extendido por Castilla, Cataluña y Galicia.
Heráldicamente representado, de oro, con un pino de sinople, y segundo, de azur, con una zapata, o calza, de plata.

Santiago: Linaje gallego. Contracción de sancte yague, grito de guerra cristiano durante la reconquista, extendido desde el descubrimiento del sepulcro de Santiago.
Heráldicamente existen hasta 4 blasones diferentes. Los de Galicia traen en campo de azur, 3 flechas de oro, puestas dos en aspa y una en palo, resaltando una venera de plata.

Cale: O sus variantes cal, Cales, Lacal o calero, puede ser una contracción de calle o del hebreo qahal (asamblea, reunión de la comunidad, sinagoga) entre los sefardíes significó judería o ghetto. Este apellido está muy extendido en la península con numerosas casas solariegas. También existen referencias antiguas y una estrecha relación con la familia del príncipe de Gales.
Heráldicamente trae en sinople, una piña de oro.

Cozar: Deriva de la voz arábiga "Cázar" o "Cáçar" que puede ser traducida como "Labranza". Hay quien traduce este término árabe por la más evidente de "cazar", es decir "Casa de caza". Todavía existe otra versión que asegura que el nombre "Cózar" deriva de "Corza" o "Corzo”. Muy extendido por la provincia de Jaén.
Heráldicamente primero, de gules, con un perro con cadena y collar de oro, y segundo, de azur, con dos estrellas de plata, acostadas de seis bezantes de oro, tres a cada lado. Bordura de oro, con una venera de gules en el centro de su parte superior, dos espadas de azur de los flancos y tres cabezas de moro en punta.

Osorio: originario del reino de León. Algunos autores creen que su 
origen está en los ossirys, antiguos príncipes egipcios. También hacer referencia a que el animal identificativo de Osiris-Anubis, es el lobo.  
Heráldicamente trae en oro, dos lobos pasantes de gules.

Gallegos: Origen gallego. Viene del latín gallaeci o callaeci y era el nombre usado por los romanos para designar al pueblo que vivía en el noroeste de la Península: Los galaicos.
Heráldicamente los de Andalucía traen, partido, 1º de gules, un castillo de oro; y 2º de plata, un león de gules.

Cantero: Origen burgalés. El apellido Cantero tiene su origen en la profesión de Cantero, experto en el trabajo de cantería para la construcción de castillos, palacios y catedrales. No se trata de un trabajo de extracción de piedra de ninguna cantera. Formaban un gremio de constructores (algunos auténticos "arquitectos") en la Edad Media, gremio que más tarde dio origen a la masonería.
Heráldicamente trae en Azur, una banda de oro acompañada de una castillo de plata en lo alto, en lo bajo, de una caldera jaquelada de oro y sable.

Avilés: Origen asturiano, de la localidad que lleva el mismo nombre. El término Avilés procede probablemente del antropónimo romano Abilius. Otro posible origen de este nombre  topónimo provendría de Ab Illas, cuya traducción al castellano actual sería hacia Illas o más bien de camino a Illas.
Heráldicamente trae un escudo de gules y un castillo de oro con un ala en cada costado sobre ondas de plata y azur.

Vallejo: Apellido de origen toponímico. Es una forma diminutiva de valle, “llanura de tierra entre montañas”.  Bastante frecuente y repartido por toda España. Su origen procede de la zona castellana (de las montañas de Burgos).
Heráldicamente trae en campo de oro, cinco fajas de azur. Bordura de plata, con siete armiños de sable, y en jefe, un aspa de oro, perfilada de sable.

Coca: Castellano. De la Villa de Coca, en el partido judicial de Santa María de Nieva (Segovia). 
Heráldicamente trae en campo de plata un pino de sinople y dos leones de gules empinados a su tronco y afrontados

Leiva: De origen judío, es una variación de Leví o Levy convirtiéndose en un nombre sefardí. En España hallamos su origen en La Rioja, en la villa del mismo nombre en Logroño. Es un apellido que se decía solo podían tener las personas de sangre más fina; con la dureza en el carácter suficiente para matar; también de los más talentosos en todo tipo de arte y con una gran capacidad de entendimiento.
Heráldicamente trae en campo de azur un castillo jaquelado de oro y gules.

BREVE HISTORIA DE CHURRIANA DE LA VEGA

En España no abundan los pueblos que guarden tanta cantidad de documentos antiguos tan precisos y abundantes de bautizos, matrimonios, defunciones, censos  y otros  registros genealógicos como en la provincia de Granada. En la Guerra Civil, por ejemplo, la quema y destrucción de documentos así como otras catástrofes naturales repercutió en la desaparición de registros tanto civiles como eclesiásticos, resultando una pérdida irreparable para nuestro país.

Churriana de la Vega es uno de los pueblos en los que  por fortuna conserva una enorme y valiosa fuente  de información genealógica, que va desde los  antiguos pobladores de origen morisco  hasta nuestra propia época actual, y su propia historia podría ser perfectamente espejo de la historia de cientos de pueblos españoles que vivieron lo mismo. 

Obviamente, mi preferencia por contar la historia de Churriana se debe a  mi conexión familiar con esta población granadina. Al unirme en matrimonio a mi esposa, nuestros linajes se fundieron en uno solo y ahora con mis propios hijos, mitad churrianeros, formamos parte de la historia del pueblo y de sus gentes. Y es que la genealogía de mi esposa se remonta a los primeros repobladores cristianos que ocuparon esta región tras la expulsión de los moriscos en 1572.

El municipio de Churriana de la Vega pertenece a la provincia de Granada y se encuentra a unos 6 kilómetros de la capital. Se ubica entre los dos ríos más importantes que son el Dílar y el Genil. Esta zona es muy fértil y por esa razón ha estado habitada desde el Paleolítico. 

Tenemos referencias de ocupación durante la época romana en la que se menciona a Churriana con el nombre de Surius o Surilus donde se establecieron algunas villas dispersas. En la Edad Media existen algunas referencias moriscas sobre  la rica agricultura e industria de la seda de Churriana. En el siglo XIV Churriana era conocida como Yurliyana. Ya a fines del siglo XV y en vísperas de la culminación de la reconquista, Churriana de la Vega entra en las crónicas cristianas cuando se la menciona a raíz de las negociaciones que llevaban a cabo los contendientes con las célebres “ahumadas”. 

Tras la conquista, la minoría cristiana impuso por la fuerza el bautismo y la conversión al catolicismo a todos los musulmanes del Reino. En el caso de Churriana, tenemos registrado 1031 bautismos de antiguos moriscos celebrados entre 1510 y 1590. Los nombres adoptados son de lo más variado, entre los que destacan Alonso, Francisco, Diego o Luis entre el género masculino. Entre las mujeres los nombres elegidos fueron María, Isabel o Lucía, entre otros. Hay que decir que los moriscos bautizados conservaron los apellidos propiamente musulmanes y que muchos hoy día aún perviven en el Magreb. 

Es en 1520 cuando el pueblo adopta su nombre actual, desterrando el nombre de Jurliana o Jurriana. Es también en esta década cuando empiezan a establecerse cristianos viejos o genuinos. Para 1572 la población churrianera albergaba un 96% de población morisca por un 4% solamente de cristianos.

Pero la convivencia con la mayoría musulmana no iba a ser un camino de rosas y pronto los cristianos acusaron a los nuevos conversos de haber aceptado la nueva religión de forma superficial y falsa. De forma privada seguían profesando el islam y es que tras haber transcurrido 50 años de la conquista y su conversión forzada, muchos musulmanes no hablaban castellano y si lo hablaban no sabían escribirlo con caracteres latinos. Idioma incomprensible, fuerte acento árabe, vestimenta, alimentación, costumbres, hábitos higiénicos, color de la piel, pelo, gestos diferentes y odio reprimido eran la bandera de estos conversos, de acuerdo con las crónicas de la época 

fingían humildad y usaban buenas costumbres morales en sus tratos, interiormente aborrecían el yugo de la religión cristiana y en secreto se adoctrinaban en los ritos mahometanos, iban a misa por cumplimiento, para que no le penasen. Guardaban los viernes y se lavaban y los domingos trabajaban. Cuando bautizaban a sus niños los lavaban en secreto con agua caliente para quitarles el crisma y el olio santo y les ponían nombres moros. A las novias les despojaban del vestido cristiano y la vestían a la morisca. Si aprendían las oraciones era porque si no, no las deja casarse.

En 1567 el rey decidió atajar el problema de raíz. Mientras vistiesen como moriscos y conservaran la memoria de su secta no serían buenos cristianos. Se les mandó quitar la lengua, ropa y baños, que abrieran sus puertas los días de fiesta, viernes y sábados, se restringió los bailes moriscos, tintes moros, las bodas debían celebrarse según el rito cristiano, prohibición de sobrenombres moriscos y que no hubiese moros no nacidos en España. Se les prohibía comprar negros como esclavos desconocedores de la lengua castellana y que se les enseñara el islam. Se puso un plazo de 3 años para que cumplieran los preceptos.

Los musulmanes se justificaban comentando que los bailes no impedían ser buenos cristianos, que los baños eran para provecho de los cuerpos y no iban contra la fe sino que era por higiene. Abrir las puertas de las casas invitaría a los amigos de lo ajeno, la vestimenta morisca se usaba para ocultar la belleza de las mujeres y evitar que los hombres pecasen. Los sobrenombres moriscos evitaban perder los linajes y todos desean hablar castellano  pero al crecer en lugares pequeños donde nunca se hablaba, a los viejos les resultaría difícil, y los curas además les hablaban en arábigo.

Pronto surgió una sublevación que empezó en el Albaicín granadino y cuyos preparativos tuvo en Churriana un lugar destacado. Rápidamente fue sofocado excepto en la Alpujarra y la costa. En 1569 el marqués de Mondéjar alojó a sus tropas en casas moriscas. En Churriana tenemos constancia de varios bautizos en los que algunos de estos soldados participaron como padrinos. En la fase más cruel de la guerra llegaron a Churriana algunos pobres buscando asilo, mientras algunos moriscos dejaron sus casas y abandonaron a sus mujeres echándose al monte como bandoleros.

Entre 1569 y 1570 se evacuó al interior de la Península a los moriscos de Granada y sus alrededores como medida de “protección” hacia sus personas. Se publicó un bando en el que se mandaba a todos los moriscos que habían quedado en Granada a que salieran del Reino bajo pena de muerte. Los musulmanes fueron repartidos en pueblos como Ciudad Real, Jaén o Campillo de Arenas, este último, tierra de antepasados propios. El último bautizo morisco en Churriana tuvo lugar el 19 de marzo de 1570 y pocas horas después salía al destierro escoltado por una compañía de soldados extremeños.

Churriana quedó vacía y no comenzó el repoblamiento hasta 1571, con la llegada de nuevos cristianos, unas 100 familias. Aún quedaban algunos moriscos, cristianos nuevos que se quedaron para enseñar y adiestrar a los nuevos colonos en los regadíos y la agricultura. 40 años después los moriscos serían expulsados de España tras comprobarse que seguían un cristianismo fingido y mantenían contacto con otras fuerzas musulmanas extranjeras para una inminente invasión de la Península.

Actualmente poseemos información muy precisa sobre los bautizos moriscos celebrados en esta localidad, así como los nombres y apellidos de los cristianos viejos que repoblaron Churriana tras la expulsión musulmana. Estos primeros repobladores forman parte de la genealogía de la familia Tito-Gallegos.

En 1750 el pueblo es sometido al interrogatorio realizado en el Reino sobre las características económicas y geográficas de todas las poblaciones para conocer detalladamente toda información acerca de  los vecinos, familias, bienes, oficios y rentas.  Es el célebre Catastro de la Ensenada. Fue decretada en 1749 por Fernando VI a propuesta de su ministro Zenón de Somodevilla, marqués de  Ensenada. Este catastro es importante ya que nos permite identificar por nombres, apellidos y edad a todos los vecinos que vivieron en esa época, conocer sus posesiones y patrimonio. En Churriana, este interrogatorio tuvo lugar en 1751 y en él se da cuenta escrita sobre la calidad de la tierra, de los árboles, tipos de frutos y su calidad, impuestos, minería, ganadería, etc. y aunque en algunos pueblos estos registros aparecen  datos de forma resumida y escueta, Churriana posee información muy completa y precisa con nombres y apellidos.

Portada del libro que recoge la información referente al catastro de Ensenada en Churriana de la Vega. En la parte superior se puede leer: “Lugar de Churriana, respuestas generales dadas por la justicia y peritos de él

Churriana de la Vega al igual que otras poblaciones españolas sufrió los embates de las epidemias o las malas cosechas. La eterna oración medieval “a fame peste et bello liberanos oh domine(del hambre, enfermedad y guerra, líbranos, oh señor) seguía muy vigente en los siglos venideros y Churriana no se libró de la peste, fiebre amarilla, sarampión, viruela, neumonía, etc. la peor epidemia de la historia de Churriana llegó en 1885, cuando un brote de cólera se llevó la vida de 133 adultos y a 148 niños. El cólera es una enfermedad que se transmite por el agua contaminada y provoca fuertes diarreas y vómitos. La supervivencia es del 50% y en Churriana la muerte se llevó a 1 de cada 10 habitantes, entre ellos muchos familiares propios.

Tras este periodo lo más reseñable del siglo XX fue la Guerra Civil Española en la que Churriana se unió a los sublevados y fue escenario de ejecuciones sumarias cuyos cuerpos fueron enterrados en una fosa común aún por descubrir.


Hoy día Churriana aún conserva la hermosura y belleza de su vega y fértiles campos de antaño. Para los foráneos como yo, enamorado de esta tierra,  es una bendición para la vista y una alegría para el corazón pasear por sus calles y disfrutar de la compañía de sus gentes.

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