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viernes, 13 de mayo de 2016

LA INQUISICIÓN ESPAÑOLA



Plaza de Madrid en 1680. Auto de fe 
en el que se juzgaron a 118 personas, 
20 de ellas fueron condenadas 
a morir quemadas en la hoguera.





Sevilla, 6 de junio de 1391. Una población cristiana exaltada y enfurecida  asalta la judería de la ciudad, robando, asesinando y quemando las casas de los hebreos. Pronto, la matanza se extiende por toda la Península. En Córdoba, los asesinatos se cometen durante 3 días muriendo casi toda la población judía. Se estima que más de 4000 judíos murieron a manos de estas turbas furiosas, mientras otros miles corrieron a bautizarse en masa para evitar ser masacrados. Mucha culpa de estas matanzas se achacan a las predicaciones anti-hebreas del arcediano de Écija, un clérigo exaltado que incitó a esta masacre y en la que la población judía quedó totalmente diezmada. 


Los conversos, en su condición de nuevos cristianos se concentraron en los núcleos urbanos y pronto ocuparon altos puestos y posiciones en todos los ámbitos de la sociedad, incluso en el eclesiástico y muchas de las profesiones fueron monopolizadas por ellos. Obviamente, los recelos de los cristianos viejos fue en aumento y comenzaron a desprestigiar y acusar a los nuevos conversos alegando que sus bautismos no habían sido sinceros y que su fe era fingida. Con el reinado de los Reyes Católicos hubo voces que pidieron a gritos la institución de un tribunal que determinase la sinceridad de los conversos. En 1478 se crearía la Inquisición con el propósito de combatir la herejía y confirmar la fe de los conversos mediante el estudio y la investigación. Es la famosa bula Exigit sincerae devotionis affectus. La palabra inquisición viene de Inquirir, indagar o estudiar algo con detenimiento antes de considerar una idea falsa o herética y evitar el riesgo de condenar y culpar a un inocente. La persecución a los conversos acusados de judaizar se basaba en señales tales como lavarse los brazos en público, comer con la mano izquierda, no comer carne, cantar canciones no eclesiásticas, observancia del sabbath, etc.  Resulta cuanto menos curioso que el gran responsable de las persecuciones contra los judíos fuera Tomás de Torquemada, un hombre de oscuro pasado cuyos orígenes eran hebreos. 


En realidad, la Inquisición es mucho más antigua de lo que esa fecha nos dice y ni siquiera se inventó en España. Fue en el Concilio de Toulouse de 1229 cuando se configuró el Tribunal de la Inquisición con dependencia del Papa. El motivo, combatir las diferentes herejías que proliferaban por Europa ante una Iglesia Católica celosa y temerosa de perder adeptos. Y es que desde el siglo X la doctrina albigense o cátara se había extendido por el sur de Francia y amenazaba con destruir la hegemonía católica. El resultado fue que miles de personas fueron condenadas a morir sin  garantías de defensa. En la Corona de Aragón, hubo en esta misma época un tribunal paralelo que estuvo activo en su defensa contra los cátaros. A partir del siglo XII proliferaron las sectas que amenazaban la ortodoxia católica. Otras inquisiciones nacieron paralelas a la española pero contra la herejía católica. Lutero, Calvino o Zwinglio mostraron igual  falta de piedad y tolerancia hacia el catolicismo, ejecutando a sus enemigos por miles. Así que ni la Inquisición se originó en nuestro país ni el número de ejecutados en España por herejía es comparable al de otros países europeos.  Entonces, ¿Por qué la Inquisición Española ha pasado a la historia como la institución más macabra de todos los tiempos? 

Muerte en la hoguera de Miguel Servet por sus creencias contrarias al calvinismo. Servet era contrario a la doctrina de la Trinidad y no creía en el bautismo infantil. Fue ejecutado en Ginebra, Suiza en 1553. El calvinismo estuvo muy activo en su lucha contra la herejía.


LA INQUISICIÓN ESPAÑOLA: UNA INSTITUCIÓN REGIA

Una de las razones por las que la Inquisición española es célebre, es precisamente porque al ser un Tribunal completamente burocratizado e institucionalizado, conservamos miles de registros que nos dan una idea clara de como funcionaba el Santo Oficio en España. Hay que tener en cuenta que en otros países ni siquiera se conservan documentos, porque la mayoría de las ejecuciones se llevaban a cabo sin juicio previo. La Inquisición Española dependía directamente del Rey y no del Papa y contaba con grandes recursos policiales y judiciales controlados por el Estado.  Y es que gracias a la meticulosidad del Santo oficio en los procesos, poseemos una ingente cantidad de documentación sobre su funcionamiento y de sus casos, y al contrario que el calvinismo que condenaba a la hoguera sin juicio previo, la inquisición llevaba el proceso  legal con registros y documentos. Muchos de estos registros podemos consultarlos en el Archivo Histórico Nacional de Madrid. En América la inquisición apenas tuvo protagonismo y cuando lo tuvo fue contra los españoles, ya que los nativos estaban siendo evangelizados y no se les podía condenar por herejía. 

La herejía siempre fue el mayor de los temores para la Iglesia. De los procesos por brujería apenas tenemos unos 60 casos que terminaron en la hoguera, y hablamos de 60 casos en toda la historia de la Inquisición Española (1478-1834). Si tenemos en cuenta que en el resto de Europa se ejecutó a más de 60,000 supuestas brujas y brujos en un lapso de tiempo mucho menor (unos 200 años), la comparación con los números españoles son totalmente desproporcionados. Tal era la preocupación en Europa sobre las brujas que en 1487 en Alemania salió a la luz un manual indispensable para la caza de estas, es el célebre Malleus Maleficarum o Martillo de las brujas,  que podéis  descargar de manera gratuita y en español por internet.


EL PROCESO

El Santo Oficio solía instalarse en las ciudades más importantes, anunciándose y proclamando un periodo de tiempo razonable para que aquellos que tenían pecados graves que confesar, se acercaran y abjuraran de sus faltas de manera voluntaria. El miedo a ser denunciados injustamente por vecinos o enemigos, hacía que muchos ciudadanos confesaran cualquier cosa, pagar una multa y así reconciliarse con la Iglesia. Y es que las denuncias traían consigo recompensas y estipendios para los denunciantes. Tristemente, las denuncias falsas y exageradas proliferaban, en un intento ya sea de cobrar una recompensa, obtener venganza o simplemente por pura envidia. 

Una vez terminaba el periodo de confesión voluntaria, el Tribunal escogía las denuncias más verosímiles y se procedía al arresto y confiscación de bienes del denunciado, sin que este supiera quien y por qué motivo había sido delatado, ya que las denuncias eran secretas. Solo se le preguntaba si conocía los motivos de su detención y todo se hacía en el más absoluto secretismo trasladando al acusado a una prisión desconocida, donde podía pasar allí incluso años. En el tiempo que pasaba en la cárcel se obligaba al preso a recitar oraciones y rezos para comprobar si era un devoto católico o un hereje impenitente. Si negaba los cargos se le asignaba un abogado, que no debía ponerle mucho empeño en la defensa, no fuera que  acusaran de cómplice al letrado también. Así que la defensa se basaría en alegar locura por parte del acusado. Pero si se descubría que el acusado era culpable, el abogado abandonaba la defensa dejando al reo a merced de sus acusadores. Un buen ejemplo lo podéis ver en la célebre serie "El Ministerio del Tiempo", donde en el capítulo 4 de la primera temporada se muestra la celebración de un juicio llevado a cabo por la Inquisición. 


LA TORTURA

El tema de la tortura  en la época de la Inquisición es uno de los más controvertidos y malinterpretados de la historia. ¿Usó la Inquisición Española la tortura para arrancar confesiones a los acusados? Sí, pero la tortura no era exclusiva de la Inquisición sino de la época. Desde nuestra perspectiva moderna los métodos utilizados para torturar al acusado tal vez nos parezcan inhumanos y crueles, pero como he dicho, nosotros lo vemos desde el punto de vista de un ser humano del siglo XXI y tales métodos no eran ni por asomo exclusivos de la Iglesia o de España, sino que todos los países hacían uso de ellos incluso de manera más cotidiana que en nuestro país. 

Para la Inquisición, la tortura psicológica era más importante que la física y la simple vista de los aparatos de tortura hacía desatar  hasta la lengua de los mudos. No obstante, para evitar condenar a un hombre inocente, el Santo Oficio hacía escribir al acusado una lista de personas que pudieran tener algún resentimiento, odio o intereses contra él. Si el nombre del denunciante aparecía en la lista, se entendía que el acusado era inocente y que había sido acusado falsamente por motivos personales. Si el acusado entraba en contradicciones o confesiones parciales se podía recurrir a la tortura física. Tres eran los métodos más utilizados para arrancar las confesiones y nada tienen que ver con la imagen que nos han vendido sobre aparatos que más bien son típicos del medievo o de otros países. Estos tres métodos eran "la garrucha, la toca y el potro" 
La garrucha consistía en atar las manos del reo a la espalda, elevarlo a cierta altura y dejarlo caer de golpe sin llegar a tocar el suelo. Con eso se pretendía dislocar los brazos del acusado.

Muy utilizado por la Inquisición, la toca era un paño de lino que cubría la cara o boca del reo mientras se derramaba sobre la tela litros y litros de agua. La sensación era de ahogo y  arcadas. Sigue siendo usado por los servicios secretos de algunos países actuales.  


El potro era un aparato en el que se ataba de pies y manos al acusado en los dos extremos y se iban estirando lentamente hasta provocar luxaciones en tobillos, codos, rodillas, caderas y hombros.



Con todo hay que decir que la aplicación de estas torturas se utilizaban para los acusados más recalcitantes y que no siempre era necesaria su utilización, ya que como  he dicho, la simple vista de los aparatos  hacía confesar al acusado cualquier cosa.
Hubo otros métodos solo utilizados para aquellos obstinados  que se negaban a confesar. Para la herejía estaba la horquilla del hereje, una especie de instrumento que terminaba en dos puntas en cada extremo y que se colocaba entre la barbilla y el esternón, impidiendo moverse al reo bajo riesgo de clavárselo en la carne. También se usaba un instrumento de hierro llamado la pera, formado por 4 pétalos cerrados y en forma de pera que se introducía por la boca del acusado y al girar un tornillo los pétalos se abrían y rompía la mandíbula del hereje. En los delitos de sodomía se usaba este instrumento introduciéndolo por el ano del reo acusado de homosexualidad, o en caso de las mujeres acusadas de  mantener relaciones con Satanás, se usaba esta pera por vía vaginal. Poseemos registros no solo de los interrogatorios sino que se plasmaba incluso los quejidos y lamentos de los condenados. Así que muchos delatados preferían confesar lo que el tribunal quería oír aunque fuese mentira. Sin embargo, las confesiones arrancadas bajo tortura no eran válidas y tenían que ser ratificadas 24 horas después, fuera del tormento.
Vuelvo a reiterar que las torturas físicas no fueron la tónica general, excepto en casos puntuales. Los registros existentes muestran que los condenados que se hallaban confinados en prisión fueron bien alimentados y gozaron de servicio médico cuando era requerido. Otra cosa es la tortura psicológica al desconocer los detalles de por qué y donde  estaban encarcelados, la incertidumbre de si saldrían airosos de allí o la angustia de no poder ver a los suyos. 

LA SENTENCIA

Esta podría ser condenatoria o absolutoria. En caso de condena podía aplicarse 3 diferentes penas. El acusado podía ser penitenciado en el que tras abjurar de sus errores ante una cruz y con la mano en las santas escrituras quedaba libre. 
El reconciliado podía sufrir la confiscación definitiva de sus bienes, cárcel, trabajos forzados, remar en galeras, azotes y eran paseados por las calles en burro con un cartel colgado que explicaba el delito, para mofa y escarnio del público. Otra medida humillante era cargar con el sambenito o saco bendito, una prenda semejante a un poncho que  los condenados debían llevar como símbolo de su pecado. Era de diferentes colores. dependiendo del pecado y muchos tuvieron que llevarlo por cierto tiempo o incluso toda la vida. Su misión era avergonzar al acusado y despertar las burlas de sus vecinos. No llevarlo constituía un delito. La expresión colgarle a alguien el sambenito significa etiquetarlo de por vida por una presunta falta. 
Por último estaba el relajado, cuya pena significaba la muerte. La relajación se reservaba a los delitos más graves. Luteranismo, brujería, judaizar, o reincidencia en las faltas. Para la relajación se organizaba un Auto de Fe, un espectáculo público, cruel y sombrío que servía para que la gente tomara ejemplo. En el auto de fe se agrupaba a decenas de condenados a muerte. No asistir a esos espectáculos daba lugar a la sospecha o simpatía hacia los acusados por lo que era imperativa la presencia de todos los ciudadanos. El día antes de las ejecuciones tenía lugar la procesión de la Cruz Verde, llevando una cruz de estas características donde se realizaría el acto. Al amanecer otra procesión llevaba una cruz blanca a un quemadero, donde se ejecutaría en la hoguera a los acusados.
La plaza de la Cruz Verde de Madrid fue en su día un lugar donde se anunciaban los autos y ejecuciones del Santo Oficio. La cruz verde es símbolo de ese pasado macabro. Muchos son los ciudadanos que ignoran este oscuro acontecimiento de nuestro pasado.



En el auto de fe, se leían las acusaciones y sentencias de cada reo y se procedía a una ceremonia de abjuración, en un intento de llamar al arrepentimiento a los reos. Se les pasaba una antorcha por la cara para que vieran que es lo que les esperaba si no se arrepentían de sus faltas. Cuando alguien abjuraba de sus pecados, los religiosos se llenaban de júbilo y hasta abrazaban al reo. No obstante, la abjuración en el último momento no salvaba al reo de la muerte, simplemente se cambiaba la hoguera por el garrote vil, un método muy usado  que se reservaba a los arrepentidos y que consistía en el estrangulamiento y descoyuntamiento del cuello del reo. Este método de ejecución estuvo vigente en nuestro país hasta la despenalización de la pena de muerte en 1978 con la llegada de la nueva Constitución. 
Para los impenitentes y no arrepentidos su destino estaba sellado en la hoguera. Si el reo había muerto antes, se desenterraban sus restos y eran calcinados en la pira. Si estaba huido, se quemaba una efigie de cartón con los rasgos pintados del acusado. Aunque las ejecuciones eran públicas estas tenían lugar a las afueras de la ciudad. Aunque muchos no lo sepan, en la actualidad muchos barrios españoles se levantan sobre antiguos quemaderos o lugares de ejecución. 

La actual feria de abril que se celebra en Sevilla, está levantada sobre un antiguo quemadero donde se ejecutó a decenas de víctimas de la Inquisición. El lugar donde se encuentra la Diputación también fue otro quemadero.



FINAL DE LA INQUISICIÓN

De acuerdo con los registros que se posee y las cifras que manejan algunos expertos, hubo unos 150,000 procesos llevados a cabo por la Inquisición española en toda su historia, de los cuales, unos 10,000 acusados fueron ejecutados. Aproximadamente un 4% moriría en la hoguera. La mayoría de los condenados se podrían clasificar en este orden: blasfemos, mahometismo, judaizantes, luteranos, brujería, pecados de índole sexual...

En el caso de brujería como hemos visto, el número de ejecutados no llegó a los 60. Alemania ejecutó a unas 24,000 personas, Polonia a unas 10,000, Francia a unas 5,000, y les siguen Suiza, Inglaterra, Dinamarca, etc. España ocupa el puesto 16 en ejecuciones de brujas. En este contraste, Alemania, Francia e Inglaterra ejecutó a más personas por motivos religiosos que España. En Francia por ejemplo, a las ejecuciones templarias o cátaras hay que sumarle las persecuciones contra los hugonotes. Solo en la noche del 23-24 de agosto de 1572 en el país galo se ejecutó a 3000 adeptos de esta secta. Inglaterra  le va a la zaga con la persecución y matanza de católicos ordenada por el rey Enrique VIII. Cuando el rey rompió con la Iglesia muchos devotos católicos ingleses fueron cruelmente ejecutados. Su hija María, una fiel católica, al heredar el trono mostraría otro ápice de intolerancia hacia los protestantes, ejecutando a cientos de ellos.

En una época en la que España tenía muchos frentes abiertos, sus enemigos llevaron a cabo una campaña de desprestigio en la que  incluían a la Inquisición. En torno a esta se forjó una leyenda negra, que es conocida por todo el mundo, pero que aún sin quitar parte de razón, fue maliciosamente exagerada. Es curioso que los países que condenaron la Inquisición española, fueron los primeros en llevar a cabo masacres masivas, superando al Santo Oficio en actos de intolerancia y persecución religiosa. Ya lo dice el Nuevo Testamento: "¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?"


Durante los siglos que siguieron a su fundación, la Inquisición cada vez tuvo menos peso y menos delitos que juzgar. El último hombre en ser ejecutado por el Santo oficio fue un maestro de escuela acusado de hereje. Fue en el año 1826, pero para esa época la Inquisición ya estaba en franca decadencia. En 1834 la Inquisición se aboliría por completo.









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