Hablar o escribir sobre la II Répública o la Guerra Civil Española es en cierto modo un desafío para la llamada Ley de Memoria Histórica de Rodríguez Zapatero. Dicha ley, auspiciada por el gobierno socialista en 2007, ha pretendido juzgar como grandes culpables históricos de los males de España a una derecha que quería destruir la República y como principales víctimas a la izquierda que quería defenderla. Eso simplemente no es verdad. También se pretende creer que todas las fosas comunes que aún quedan por desenterrar de la Guerra de España (así la llamaban los combatientes) pertenecen a las víctimas de la represión del Ejército Nacional. Muy lejos de la realidad. Desde que la Ley de Memoria Histórica se puso en vigor, se han hallado muchísimas fosas comunes de represaliados por el ejército republicano, a las que hay que sumar las desenterradas durante la dictadura. Sin embargo, muchas víctimas de la represión republicana seguirán en las cunetas, ya que la Ley de Memoria Histórica solo se ocupa de localizar las fosas comunes pertenecientes a los represaliados por el ejército Nacional. Lo cierto es que la represión en ambos bandos fue muy dura. Si uno se da una vuelta por las diferentes páginas web o libros especializados en el tema, se volverá loco intentando conciliar la verdad sobre la cantidad de asesinatos que hubo en un bando y otro, ya que el uso partidista que hacen a conveniencia las derechas e izquierdas sobre estas cifras impiden precisar con exactitud el número de represaliados.
Pretender que las causas de la Guerra Civil la tuvieron unos u otros es simplemente una falacia. Como decía el gran historiador Javier Tusell, la culpa de una guerra civil siempre es de ambos bandos. En ese mismo sentido el prestigioso historiador Fernando García de Cortázar dijo al respecto:
"...Los errores de la República fueron muchos y su ruina no sólo se debió a la soberbia de las clases conservadoras y la conspiración de la derecha, sino que a derrumbarla también contribuyeron la ceguera sectaria y la incompetencia de una gran parte de las fuerzas consideradas progresistas."
"...Los errores de la República fueron muchos y su ruina no sólo se debió a la soberbia de las clases conservadoras y la conspiración de la derecha, sino que a derrumbarla también contribuyeron la ceguera sectaria y la incompetencia de una gran parte de las fuerzas consideradas progresistas."
La historia por desgracia no es una ciencia exacta y en la historia de nuestra Guerra Civil menos, debido a las diferentes interpretaciones que hacen unos y otros sobre la misma. Esto hace que el pobre lector termine más confundido aún. Así ocurre cuando el mismo acontecimiento es contado por un historiador conservador o uno de una escuela marxista. En mi caso, siendo bisnieto de un oficial combatiente del Ejército Popular se espera que por lealtad hacia mi propia sangre ensalce las virtudes de la República y castigue con mi pluma a los bárbaros y sanguinarios golpistas que hicieron caer una sociedad que supuestamente vivía en relativa paz y armonía. Sin embargo, un buen historiador debe contar los hechos ocurridos tal cual sucedieron sin valorar, interpretar o juzgar dichos acontecimientos de manera personal y partidista. Todo lo contrario sería desvirtuar la realidad y traicionar nuestro oficio.
Los acontecimientos que voy a relatar son los hechos tal cual sucedieron, sin entrar en valoraciones ni opiniones personales. Sí me ocuparé no obstante de conciliar o refutar de una manera imparcial aquellos datos de dudosa veracidad. Para ello citaré a algunos protagonistas de la época de ambos bandos, así como las opiniones de historiadores tanto de izquierdas como de derechas. De este modo el lector podrá sacar sus propias conclusiones.
Este primer capítulo está dedicado a los antecedentes previos a la proclamación de la II República. Aunque ya sabéis que me gusta obviar todo aquello que resulta tedioso al lector, como es el tema político, en esta ocasión resulta necesario e imprescindible hablar de política para comprender por qué fracasó la República.
Este primer capítulo está dedicado a los antecedentes previos a la proclamación de la II República. Aunque ya sabéis que me gusta obviar todo aquello que resulta tedioso al lector, como es el tema político, en esta ocasión resulta necesario e imprescindible hablar de política para comprender por qué fracasó la República.
ESPAÑA ANTES DE LA REPÚBLICA
La España de principios de siglo era un país principalmente rural donde imperaba el caciquismo y las elecciones políticas eran "amañadas" con el sistema del "encasillado", donde el candidato electo ya tenía asegurado un número de votos de antemano. La I Guerra Mundial podía haber dado el empujón hacia la industrialización de España con las remesas de dinero que los países beligerantes se dejaban aquí, al comprar toda suerte de artículos necesarios para el esfuerzo bélico. Sin embargo, poco o nada se hizo por la industria. Los ricos se hicieron más ricos y los pobres siguieron siendo igual de miserables o peor incluso.
La corrupción en España había alcanzado las cuotas más altas, llegando incluso al ejército, donde oficiales y suboficiales se repartían prebendas y donde existía un exceso de oficialidad. El desastre de Annual de 1921 en el que fueron exterminados más de 8,000 soldados españoles por las tropas rifeñas de Abd el Krim, dejó muy tocado al ejército y al rey Alfonso XIII. En 1923, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado acabando con el caciquismo y tomando las riendas del país mediante un gobierno castrense llamado Directorio Militar, reemplazando a los políticos civiles por otros militares. Poco más tarde reemplazaría de nuevo a los militares por políticos civiles en un nuevo gobierno llamado Directorio Civil. Hay que señalar que Alfonso XIII apoyó el golpe militar y eso acabaría repercutiendo en su futuro.
Alfonso XIII apoyó y colaboró con la dictadura de Primo de Rivera. En 1931 la monarquía era muy impopular entre una gran parte de la población española.
Durante la dictadura de Primo de Rivera hubo luces y sombras. Acabó con la corrupción en el ejército y solucionó el problema del Rif con el Desembarco de Alhucemas. El General eliminó todos los partidos políticos excepto el PSOE y la UGT que colaboraron con él durante la dictadura. Durante este periodo de tiempo se sanearon las finanzas, se acometieron varias obras públicas, se construyeron pantanos, carreteras y ferrocarriles, se llevó la electricidad al mundo rural y se creó la Campsa y la Compañía Telefónica Nacional de España.
Alfonso XIII apoyó y colaboró con la dictadura de Primo de Rivera. En 1931 la monarquía era muy impopular entre una gran parte de la población española.
Durante la dictadura de Primo de Rivera hubo luces y sombras. Acabó con la corrupción en el ejército y solucionó el problema del Rif con el Desembarco de Alhucemas. El General eliminó todos los partidos políticos excepto el PSOE y la UGT que colaboraron con él durante la dictadura. Durante este periodo de tiempo se sanearon las finanzas, se acometieron varias obras públicas, se construyeron pantanos, carreteras y ferrocarriles, se llevó la electricidad al mundo rural y se creó la Campsa y la Compañía Telefónica Nacional de España.
Las sombras de Primo de Rivera fue su acercamiento y tratado de amistad con la Italia fascista de Mussolini, la salida de España de la Sociedad de Naciones, la devaluación de la peseta y la elaboración de un texto constitucional antiliberal y autoritario que finamente sería rechazado por el resto de políticos.
Ante la corrupción e ineptitud del gobierno y los militares, Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado 1923 y mantuvo una dictadura particular hasta su dimisión en 1930.
Poco a poco Primo de Rivera fue perdiendo apoyos, e incluso el rey le abandonó en sus momentos más aciagos. El 28 de enero de 1930 dimitió de su cargo y se exilió en París, donde moriría algunas semanas después a causa de la diabetes que padecía.
MUERE LA MONARQUÍA
Alfonso XIII llamó a gobernar entonces a Dámaso Berenguer para restaurar el periodo anterior a la dictadura. Sus indecisiones valieron para que la prensa definiera su gobierno como una "Dictablanda".
Mientras tanto, el descontento entre políticos y una gran parte de la población hacia la Monarquía borbónica se hacía cada vez más patente. Así el 17 de agosto de 1930, republicanos y regionalistas (entre ellos Manuel Azaña, Alejandro Lerroux, Marcelino Domingo, Álvaro de Albornoz, Niceto Alcalá Zamora, Miguel Maura, Santiago Casares Quiroga, Indalecio Prieto...) se reunieron en San Sebastián, en un pacto que constituiría la primera gran manifestación del renacido republicanismo español, desde la fallida experiencia en 1873. Los objetivos que salieron de ese pacto fueron:
Convocar unas Cortes Constituyentes republicanas, garantizar la libertad religiosa, hacer reformas agrarias y reconocer el derecho de autonomía de las regiones que así lo solicitaran.
Foto para la historia. Sobre estas líneas, participantes en el llamado Pacto de San Sebastián en el que se pusieron las bases para un nuevo republicanismo.
En noviembre de 1930 la CNT convocó una huelga general en Madrid a la que se sumó la UGT y que se extendió a las principales ciudades, provocando varias muertes. Ante tal inestabilidad el Comité revolucionario se autoproclamó Gobierno provisional de la República. Nuevamente una huelga general sería impulsada por el PSOE y la UGT para el 15 de diciembre e iría acompañada de un pronunciamiento militar de la U.M.R. dirigido por ¡Gonzalo Queipo de Llano! (este general, inicialmente entregado a la República, jugaría posteriormente un papel importante en la sublevación del 36) que acabaría luego en nada.
Ortega y Gasset escribiría que no había más salida que la República:
"La continuidad de la Historia legal se ha quebrado. No existe el Estado español. ¡Españoles, construid vuestro Estado!"
La conspiración que se estaba gestando para acabar con la monarquía y el nuevo gobierno acabaría precipitándose al vacío. El capitán Fermín Galán, sin autorización del comité militar decidió adelantar el levantamiento con 300 hombres. Tras un avance de 86 kilómetros fueron interceptados y el capitán junto a su segundo, el teniente García Hernández fueron fusilados. La mayoría de los miembros del Comité fueron detenidos y el gobierno pudo desarticular el golpe de estado que se preparaba en Cuatro Vientos (Madrid).
El gobierno de la Monarquía estaba tocado y Berenguer determinó entonces convocar elecciones a Cortes para acelerar las reformas y devolver la estabilidad al país, pero la mayoría de las fuerzas políticas amenazaban con la abstención, por lo que Berenguer se vio en la obligación de dimitir. El rey buscó un candidato desesperadamente pero todos le dieron la espalda. Finalmente, el 18 de febrero de 1931 se formó gobierno con el Almirante Juan Bautista Aznar y con algunos hombres ligados al caciquismo. Se estableció un calendario de elecciones. El 12 de abril se convocarían elecciones municipales, el 3 de mayo elecciones provinciales, el 7 de mayo se elegirían los diputados y el 14 los senadores.
El gobierno de la Monarquía estaba tocado y Berenguer determinó entonces convocar elecciones a Cortes para acelerar las reformas y devolver la estabilidad al país, pero la mayoría de las fuerzas políticas amenazaban con la abstención, por lo que Berenguer se vio en la obligación de dimitir. El rey buscó un candidato desesperadamente pero todos le dieron la espalda. Finalmente, el 18 de febrero de 1931 se formó gobierno con el Almirante Juan Bautista Aznar y con algunos hombres ligados al caciquismo. Se estableció un calendario de elecciones. El 12 de abril se convocarían elecciones municipales, el 3 de mayo elecciones provinciales, el 7 de mayo se elegirían los diputados y el 14 los senadores.
Mientras, el 14 de marzo de 1931 Ramiro Ledesma Ramos publicaba el semanario La conquista del Estado de corte fascista. Su grupo se fusionaría con el de Onésimo Redondo (Juntas Castellanas de Acción Hispánica) y fundarían las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS)
NACE LA SEGUNDA REPÚBLICA
En las elecciones municipales del 5 de abril se contabilizaron las candidaturas solitarias, dejando a los monárquicos con 14,018 concejales y 1,832 para los republicanos. El 12 de abril donde se contabilizaron los votos de las diferentes candidaturas a un mismo ayuntamiento, los republicanos consiguieron ganar en 41 capitales de provincia. En el conjunto de la nación los monárquicos habían conseguido muchísimos más votos que los republicanos, pero estos habían ganado en las grandes ciudades. Nunca un país había estado tan dividido.
Este gráfico de las elecciones municipales de 1931 muestra la gran división existente entre monárquicos y republicanos.
A pesar de la victoria de los monárquicos, el gobierno interpretó estos resultados como un desastre, ya que los republicanos habían triunfado en las grandes ciudades. Tras las elecciones, los ciudadanos de las grandes urbes se echaron a la calle enarbolando banderas republicanas como símbolo de rechazo a la caduca monarquía. La enseña tricolor sería el nuevo estandarte del republicanismo. La Marcha Real, uno de los himnos nacionales más antiguos de Europa sería sustituido por el himno de Riego como signo de oposición a la monarquía.
El himno de Riego tiene su origen en la cantinela que cantaban las columnas opositoras a Fernando VII en 1820 cuando el teniente coronel Riego se sublevó contra el monarca absolutista en Cabezas de San Juan. Pese a disponer de letra oficial, los más anti monárquicos y anti clericales inventarían la suya propia y se popularizaría entre la población.
No está muy claro el origen de la bandera republicana. Algunos creen que el morado es un color que está vinculado a los comuneros de Castilla que se opusieron al monarca Carlos V, pero esta declaración forma parte más del mito que de la realidad. No obstante, el morado tenía una connotación revolucionaria y comenzó a ser utilizado en los ambientes republicanos de tendencia federalista. El escudo era un calco del de 1873 durante la I República. Representaba los cinco reinos tradicionales: Castilla, León, Aragón, Navarra y Granada, suprimiendo las armas de la Dinastía Borbón-Anjou y sustituyendo la corona real por la mural. Respecto a la bandera completa, el decreto de aprobación del 27 de abril de 1931 interpretaba erróneamente los colores de la anterior enseña nacional, afirmando que representaban a la Corona de Aragón, y establecía la inclusión de Castilla como corazón del nuevo régimen a través de la nueva franja morada. A pesar de que la I República mantuvo la enseña rojigualda, el cambio pretendía romper tanto con la monarquía como el antiguo republicanismo al que denostaban y querían desvincularse.
Aparecieron nuevas alegorías y representaciones artísticas de la república. Una de las más famosas fue una figura femenina con el gorro frigio a la manera de la Marianne francesa revolucionaria.
Alegoría de la República encarnada en una mujer que sostiene con una mano la bandera republicana y con otra la balanza en representación de la justicia. Al fondo, un barco, un tren y un avión simbolizan la modernización que el nuevo régimen pretende impulsar en el país. Los libros que aparecen en primer plano son referentes de la educación.
Las elecciones del 12 de abril había dejado a la monarquía constitucional herida de muerte. Ya no era suficientemente progresista ni suficientemente autoritaria. Abandonado por gran parte de los españoles el rey decidió marchar al exilio no sin antes escribir una carta dirigida a la nación y que se publicó en el ABC el 17 de abril:
"las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas. Un rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez; pero sé bien que nuestra Patria se mostró en todo momento generosa ante las culpas sin malicia. Soy el rey de todos los españoles, y también un español. Hallaría medios sobrados de mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes combaten. Pero resueltamente quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota con otro en fratricida guerra civil. Mientras habla la nación, suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real y me aparto de España, reconociéndola así como única señora de sus destinos."
El texto es claramente revelador. Alfonso XIII reconocía dos Españas divididas y la posibilidad de un conflicto civil si mantenía la corona. Los republicanos ahora tenían vía libre y proclamaban la II República el 14 de abril de 1931. De nada serviría el sacrificio de un rey que intentaba evitar a toda costa un conflicto civil. España estaba demasiado dividida y los odios iban a aflorar en los siguientes años.
El himno de Riego tiene su origen en la cantinela que cantaban las columnas opositoras a Fernando VII en 1820 cuando el teniente coronel Riego se sublevó contra el monarca absolutista en Cabezas de San Juan. Pese a disponer de letra oficial, los más anti monárquicos y anti clericales inventarían la suya propia y se popularizaría entre la población.
Si los curas y frailes supieran,
la paliza que les van a dar,
subirían al coro cantando:
¡Libertad, libertad, libertad!
Si los curas y frailes supieran,
la de hostias que van llevar,
subirían al coro cantando:
¡Libertad, libertad, libertad!
Si los Reyes de España supieran
lo poco que van a durar,
a la calle saldrían gritando:
¡Libertad, libertad, libertad!
Un hombre estaba cagando,
y no tenía papel,
pasó el Rey Alfonso XIII
¡Y se limpió el culo con él!
La izquierda más radical prefería además La Internacional.
De todos modos el himno de Riego no gozaba de la misma popularidad que la bandera republicana ya que muy pocos conocían la letra oficial. Pío Baroja creía que el himno de Riego carecía del espíritu republicano.
"el himno es callejero y saltarín; la República sesuda y jurídica"
La izquierda más radical prefería además La Internacional.
No está muy claro el origen de la bandera republicana. Algunos creen que el morado es un color que está vinculado a los comuneros de Castilla que se opusieron al monarca Carlos V, pero esta declaración forma parte más del mito que de la realidad. No obstante, el morado tenía una connotación revolucionaria y comenzó a ser utilizado en los ambientes republicanos de tendencia federalista. El escudo era un calco del de 1873 durante la I República. Representaba los cinco reinos tradicionales: Castilla, León, Aragón, Navarra y Granada, suprimiendo las armas de la Dinastía Borbón-Anjou y sustituyendo la corona real por la mural. Respecto a la bandera completa, el decreto de aprobación del 27 de abril de 1931 interpretaba erróneamente los colores de la anterior enseña nacional, afirmando que representaban a la Corona de Aragón, y establecía la inclusión de Castilla como corazón del nuevo régimen a través de la nueva franja morada. A pesar de que la I República mantuvo la enseña rojigualda, el cambio pretendía romper tanto con la monarquía como el antiguo republicanismo al que denostaban y querían desvincularse.
Aparecieron nuevas alegorías y representaciones artísticas de la república. Una de las más famosas fue una figura femenina con el gorro frigio a la manera de la Marianne francesa revolucionaria.
Alegoría de la República encarnada en una mujer que sostiene con una mano la bandera republicana y con otra la balanza en representación de la justicia. Al fondo, un barco, un tren y un avión simbolizan la modernización que el nuevo régimen pretende impulsar en el país. Los libros que aparecen en primer plano son referentes de la educación.
Las elecciones del 12 de abril había dejado a la monarquía constitucional herida de muerte. Ya no era suficientemente progresista ni suficientemente autoritaria. Abandonado por gran parte de los españoles el rey decidió marchar al exilio no sin antes escribir una carta dirigida a la nación y que se publicó en el ABC el 17 de abril:
"las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas. Un rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez; pero sé bien que nuestra Patria se mostró en todo momento generosa ante las culpas sin malicia. Soy el rey de todos los españoles, y también un español. Hallaría medios sobrados de mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes combaten. Pero resueltamente quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota con otro en fratricida guerra civil. Mientras habla la nación, suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real y me aparto de España, reconociéndola así como única señora de sus destinos."
El texto es claramente revelador. Alfonso XIII reconocía dos Españas divididas y la posibilidad de un conflicto civil si mantenía la corona. Los republicanos ahora tenían vía libre y proclamaban la II República el 14 de abril de 1931. De nada serviría el sacrificio de un rey que intentaba evitar a toda costa un conflicto civil. España estaba demasiado dividida y los odios iban a aflorar en los siguientes años.
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