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lunes, 28 de agosto de 2017

LA II REPÚBLICA ESPAÑOLA (1934-1936)



Las elecciones de 1933 suponían la incorporación de los católicos a la República y un castigo para la izquierda que no había estado a la altura de las circunstancias. No obstante y a pesar de ganar las elecciones, Alcalá Zamora no llamó a gobernar a la CEDA a quienes le correspondía gobernar por derecho, sino a los radicales de Lerroux. Pronto veremos que ni unos ni otros fueron capaces de dar estabilidad y paz a un país más dividido por momentos. 

LAS CRISIS DE 1934

El nuevo gobierno se encontraba con el problema del Estatuto Vasco. Redactado en agosto de 1933 y sometido a referendum declaraba al País Vasco como un "núcleo político administrativo" dentro del Estado español con Hacienda propia y desligada de la española. Sin embargo Álava votó no en el referendum y los ayuntamientos alaveses decidieron abandonar la Comunidad Autónoma en febrero de 1934. En enero de ese año, ERC ganó las elecciones autonómicas en Cataluña.

Pronto comenzarían los choques entre el ejecutivo y el presidente de la República con motivo de la amnistía a los militares por el golpe de 1932 que solicitaba la derecha. La izquierda, lejos de condenar la medida, solicitó una extensión de la amnistía a comunistas y anarquistas. La amnistía se ampliaba a los condenados, no rebeldes, por delitos políticos. Era una manera de contribuir a la pacificación de todos los partidos. Aunque el decreto salió adelante, a pesar de Zamora, Lerroux dimitió y Ricardo Samper del Partido de Unión Republicana Autonomista era investido como nuevo presidente del gobierno.


Sobre estas líneas Ricardo Samper, quien fue presidente del Gobierno en abril de 1934 y dimitió en octubre del mismo año.

En Cataluña, Companys pretendía que los arrendatarios de tierras se convirtieran en propietarios. Para eso  presentó y se aprobó la Ley de Contratos de Cultivos que concedía facilidades a los arrendatarios que llevaban cultivando la tierra durante 15 años y quisieran adquirirla. Los propietarios protestaron y el Gobierno central les amparó, alegando la inconstitucionalidad de dicha ley, ya que debía ser las Cortes quienes la aprobaran. El Tribunal se pronunció  a favor de los propietarios. Además, los propietarios comenzaron a mecanizar las tareas del campo, lo cual no dejaba trabajo para los jornaleros. Las huelgas y protestas se sucedieron. José Antonio Primo de Rivera relataba la situación del campo como intolerable.

"Ayer he estado en la provincia de Sevilla...hay un pueblo que se llama Vadolatosa; en este sitio salen a las tres de la madrugada las mujeres para recoger garbanzos; terminan la tarea al mediodía, después de una jornada de nueve horas que no puede prolongarse por razones técnicas, y a estas mujeres se les paga una peseta."

Hay que decir que durante el considerado bienio negro, se acometieron reformas agrarias con reparto de tierras que benefició a casi 7000 familias respecto a las 4000 del periodo anterior.   

En Madrid falangistas y socialistas se enzarzaban en constantes peleas callejeras. El 10 de junio moría apaleado un joven falangista en la Casa de Campo y sus compañeros reaccionarían con violencia matando a una joven en una manifestación socialista. El ministro de Gobernación cerró los locales falangistas y detuvo a Primo de Rivera en las Cortes por tenencia ilícita de armas (sí, los diputados llevaban sus armas al congreso). El socialista Indalecio Prieto, amigo de la familia salió en defensa de Rivera.

El ministro de Gobernación temía una revolución y actuó con contundencia contra los campesinos insurrectos. Multiplicó la presencia de la Guardia Civil, detuvo a agricultores e impuso la censura. La situación era insostenible, y en el Congreso, diputados de uno y otro bando se levantaron de sus asientos, algunos con pistolas en la mano. 


LLAMAMIENTO A UN GOLPE DE ESTADO

El 3 de febrero de 1934 nacía el Comité Nacional Revolucionario auspiciado por el ala más radical del Partido Socialista, encabezado por Largo Caballero e Indalecio Prieto. Sus miembros recaban información sobre las ideas políticas de vecinos, trayectos, matrículas y se hicieron simulacros  de ataques a centros enemigos combinando la lucha armada y el sabotaje con huelga general.

El 5 de junio se descubría en un depósito socialista un arsenal de 600 pistolas y 80,000 balas.

La situación era caótica. El Gobierno se hundía y Gil-Robles lo sabía. Era el momento de que la CEDA adquiriera más protagonismo. En octubre de 1934 tres ministros de la CEDA entraban en el Gobierno y esto no gustó nada a los diputados socialistas. El diario El Sol  había publicado un artículo de Largo Caballero el 10 de julio en el que reclamaba a la CEDA la lealtad al régimen de la República. 

En septiembre, Gil Robles se trasladaba a Asturias para arengar a sus fieles. Los trabajadores de Oviedo y Gijón iniciaron una huelga y llenaron de chinchetas la carretera por la que debía pasar el líder cedista.

El 5 de octubre se sucedían huelgas por toda España impulsadas por la UGT. En Cataluña eran aprovechadas para declarar un Estado catalán independiente. Companys entendía que un Gobierno que integrara a la CEDA no era legítimo, no era republicano. Una oleada de nacionalismo había recorrido la región durante todo el año. Se dejó de hablar castellano en las aulas universitarias y se repartían folletos instando a los catalanes a no contaminar su sangre casándose con castellanas. La juventud de Esquerra portaban y adoptaban símbolos fascistas y se organizaron militarmente. Sin embargo muchos catalanes no reconocían el "republicanismo burgués " de Companys. 

La sublevación de Companys le salió cara y tan solo unas horas después de la proclamación de independencia, el general Batet controlaba la situación y el líder nacionalista era detenido y su gobierno desmantelado. 


Tras reprimir la sublevación, Lluis Companys fue encarcelado con otros miembros de la Generalitat.


En Madrid la sublevación fracasaba por la pasividad de la población y la falta de compromiso de algunos oficiales que habían prometido la entrada de los revolucionarios a los cuarteles. No obstante hubo intercambios de disparos entre las fuerzas del orden y los sublevados. En toda España se sucedían episodios revolucionarios y que no encontrarían apoyo en la población civil excepto en gran parte de Asturias.

En Asturias el proletariado se levantaba en armas contra un gobierno, según ellos, que representaba al capitalismo. En el resto de España los anarquistas no participaron, así tampoco los comunistas y en el socialismo estaban divididos. González PeñaIndalecio Prieto y Largo Caballero (este último muy comprometido con las tesis revolucionarias) participaron y apoyaron la rebelión asturiana. 

El partido de Azaña publicaba lo siguiente el día 5 de octubre:

"Izquierda Republicana declara que el hecho monstruoso de entregar el Gobierno de la República a sus enemigos es una traición que rompe toda solidaridad con las instituciones actuales del régimen y afirma su decisión de acudir a todos los medios en defensa de la República

Esta y otras declaraciones similares de otros partidos contra la CEDA, ponían de manifiesto el rechazo a gobernar  quienes por derecho habían ganado las elecciones.

Cabe recordar que existía un miedo irracional de la izquierda a un gobierno de derechas que podía derivar al fascismo. Durante mucho tiempo la facción más radical del PSOE  llamó al pueblo a la revolución. Los discursos incendiarios de Largo Caballero propugnaban la lucha contra la dictadura fascista en favor de la dictadura socialista. Según él, la República solo era el medio para alcanzar un fin, la dictadura del proletariado , y su modelo era sin duda el comunismo de Rusia. No en vano Caballero era conocido como el Lenin español. Este hecho resulta paradójico ya que mientras Caballero pedía lealtad a la CEDA, el líder socialista estaba conspirando para derrocar al Gobierno e imponer un modelo de régimen al estilo soviético. Esta afirmación que para nada es gratuita se puede comprobar en los documentos custodiados por la Fundación Pablo Iglesias en los que se puede seguir todos los tejemanejes de la conspiración y el posterior golpe de Estado acaecido en octubre de 1934.

Mientras tanto en Asturias, los socialistas habían logrado adquirir y repartir armas entre los mineros. Liderados por el socialista González Peña, los obreros se sublevaban contra el nuevo Gobierno. En Mieres, 200 sindicalistas armados sitiaban el ayuntamiento y el cuartel de la Guardia Civil. Luego se dirigieron a Oviedo. Los guardias civiles eran aislados en sus guarniciones. A la capital llegaronn 8,000 rebeldes con pocas armas pero mucha dinamita. El Gobierno mandó a la Guardia de Asalto pero en poco tiempo toda la ciudad estaba en manos de los rebeldes. Sin embargo, el golpe de Estado había fracasado en Madrid y Barcelona. Los rebeldes estaban solos. En el tiempo que duró la revolución, los rebeldes ejecutaron a sacerdotes, guardias y algunos hombres de negocios. 

Finalmente el Gobierno mandó tropas regulares que tomaron sin esfuerzo Avilés y Gijón. El ejército republicano bombardeó Mieres, La Peña y Turón. Los desesperados rebeldes en Oviedo volaron su catedral. Lerroux envió al general López Ochoa, un hombre humanitario y masón, que desgraciadamente sería posteriormente fusilado en la Guerra Civil por los republicanos por su participación en Asturias, cuando en realidad tuvo un comportamiento ejemplar.


Los periódicos nacionales recogieron todos los avatares acaecidos durante la revolución de Asturias y Cataluña.

El 20 de octubre se recuperaba totalmente la ciudad y los rebeldes son reducidos. El balance es de entre 1000 y 4000 muertos (depende de las fuentes) y 30,000 prisioneros, además dejó un odio entre los civiles de la región. Se incautaron 120,000 armas y 41 cañones, gran parte de este arsenal comprado a la Alemania nazi de Hitler.

Para Javier Tusell la revolución carecía de sentido. la República no corría peligro ni la mayor parte de sus reformas. Para Gil Pecharromán el socialismo se dejó arrastrar por sus sectores más radicalizados.

Tras lo ocurrido en Asturias se restableció la pena de muerte y se ejecutó al sargento Vázquez que  abandonó el ejército para pasarse a los sublevados y al minero Jesús Argüelles que había ejecutado a ocho guardias civiles durante la revolución.



REFORMAS DURANTE 1935


En enero se suspendió el Estatuto catalán y se transfirieron sus competencias al Estado. Además se juzgó a los 3000 detenidos por el golpe fallido en Cataluña. Finalmente se restableció las funciones de Autonomía en Cataluña excepto las relativas al orden público que las controlaba el poder central.

En marzo de 1935 se aprobaba una reforma agraria   a través de la Ley de Arrenamientos Rústicos por la cual los arrendatarios de tierras podían convertirse en propietarios. La ley encontraría la oposición de Gil Robles y los terratenientes.

Vislumbrando unas nuevas elecciones generales algunos partidos de izquierda se fusionaron. Izquierda Republicana, Partido Radical Demócrata y el Partido Nacional Republicano se fundirían en uno solo.

En educación se limitó la influencia de la Institución Libre de Enseñanza y la actividad de las Misiones pedagógicas. Se devolvía así sus propiedades a los jesuitas.

En abril, Lerroux formaría un nuevo gabinete y prescindiría de la CEDA, a pesar de las protestas de esta alegando que ha sido el partido más votado. En mayo Lerroux volvía a reintegrarla, ocupando Gil Robles la cartera de Guerra. El cedista mantenía las reformas militares de Azaña pero destituyó y reemplazó a algunos mandos acusándoles de haber sido puestos por amiguismo. Los nuevos altos mandos serían Goded, Fanjul y Franco, partícipes activos en la sublevación del 36.

Gil Robles insistía en una reforma electoral que convirtiera el sistema en proporcional, pero los caciques locales se opusieron.

En septiembre se aprobaba una nueva reforma agraria en la que se anulaba la del bienio progresista, aunque se mantenía la cláusula que permitía la expropiación para uso público.

Ese mismo mes tiene lugar un escándalo que salpicaría al gobierno de Lerroux. El caso del estraperlo. Este vocablo tiene su origen en una composición de los apellidos del holandés Daniel Strauss y su socio Perlowitz que habían ideado un sistema de amaño para el juego de la ruleta. Las Cortes culparon a los radicales, sin embargo la justicia carecía de material suficiente para procesar a los implicados. No obstante, la imagen de corrupción del Partido Republicano Radical se mantuvo y Lerroux fue obligado a dimitir. Y es que en noviembre los radicales volvían a ser señalados por otro caso de corrupción, el del expediente Tayá.


El caso de corrupción del estraperlo puso la puntilla al gobierno centrista de Lerroux.



Finalmente Alcalá Zamora llamaba a Portela Valladares para que formara  un nuevo gabinete. Este no podía garantizar un gobierno sólido y entendía que debía disolver  las Cortes y convocar nuevas elecciones.

Gil Robles estaba desencantado. Entendía que jamás iba a gobernar la derecha aunque las elecciones le fueran propicias. Creía que la izquierda creó la República para sí misma y que mantendrían sus privilegios aun con métodos revolucionarios si fuere necesario. Robles consultó con los generales Fanjul, Goded, Franco y varela la posibilidad de tomar el poder mediante un golpe de Estado. Sin embargo los militares rechazaron la idea para evitar que se repitiera episodios como los del 34.


LOS PARTIDOS SE RADICALIZAN

Las elecciones del 36 iban a ser cruciales para el devenir de España. Los partidos de izquierda eran conscientes que sin una alianza la derecha volvería a ganar los comicios. El pacto de izquierdas serviría para salvar la República y hacer las reformas pertinentes que diera paso de un Gobierno republicano a otro Gobierno exclusivamente obrero. La gran coalición, llamada Frente Popular, englobaba a partidos de izquierda, marxistas y comunistas.  Su programa consistía en volver a 1931 y liberar a los 30,000 presos de la revolución de 1934.

Por otra parte la CEDA tenía más problemas para contrarrestar la coalición de la izquierda con un pacto que incluyera a toda la derecha. El centro ya no existía, aunque Alcalá Zamora se empeñó  en intentar formar una coalición centrista que sirviera de equilibrio entre unas fuerzas de derecha e izquierda cada vez más radicalizadas. Así nacía el Partido Centrista Democrático.   Su manifiesto no podía ser más acertado al referirse a los dos grupos extremos como "dos irreconciliables banderías...hemos de caer en la Guerra Civil que unos anuncian o en la Revolución Roja que por el otro extremo nos amenaza..."

Pero ¿realmente la República corría tales peligros? la obviedad de la Guerra Civil nos dice que en el caso de la derecha sí. Pero en el caso de la izquierda también, por mucho que algunos historiadores  se empeñen en minimizar el impacto rojo sobre nuestro país. Solo hay que echar un vistazo a los discursos de algunos políticos o las publicaciones de algunos diarios como El Socialista entre otros, para ver que el peligro de una revolución roja era real.

De todos modos fuese cual fuese el resultado electoral, ninguna de las fuerzas opositoras iba a encajarlo de ningún modo. Los carteles electorales iban impresos con hombres armados que llamaban a la acción. Los políticos aprovechaban de sucesos pasados para atacar a sus contrincantes. Se hablaba de asesinatos, fascismos, revoluciones rojas y de terror. 

Las elecciones del 16 de febrero de 1936 fueron todo lo ajustadas que podían ser. El Frente Popular obtenía el 34,3% de los votos. En segundo lugar, la derecha obtenía el 33,2%. En número de votos, la izquierda obtuvo 4,6 millones de votos por 4,5 millones de la derecha. El partido más votado fue el PSOE, seguido de la CEDA. 


A las elecciones del 36 concurría un nuevo bloque formado por  los principales partidos de  izquierda al que se denominó Frente Popular y que ganarían los comicios de ese año.



El revanchismo hace su aparición y como en el 1931 comienzan las revueltas y los desmanes. Gil Robles pide a Portela Valladares que declare el estado de guerra. La inestabilidad es más que patente y los generales Franco, Fanjul, Goded y Rodriguez Barrio se reúnen y contemplan  la posibilidad de un golpe de  estado.

Portela dimite. Los disturbios han dejado de ser desórdenes y se han tornado en batallas campales, multiplicándose los muertos y heridos. Azaña forma nuevo gobierno y promete estabilidad. Con la mayoría de las Cortes amnistía a 30,000 presos políticos, restablece los ayuntamientos vascos y el Gobierno de Companys.

Mientras, los militantes comunistas y socialistas exigen responsabilidades por la represión de los militares en el 34. Azaña destina a Franco a Canarias, Goded a Baleares y Mola a Pamplona. 

La vía de la violencia sigue en aumento. Las juventudes de izquierdas y derechas optan por seguir el camino de las armas. De un lado y otro son asesinadas decenas de personas anónimas. Pronto, personalidades políticas o militares se unirían a esta macabra lista de fallecidos.

En la segunda vuelta de las elecciones unos y otros se acusan de fraude electoral. La izquierda no permite que Primo de Rivera ocupe su escaño y además se ilegaliza la Falange.

Con todo esto, el 7 de abril las Cortes deponen a Alcalá Zamora como presidente de la República, valiéndose de una estratagema legal. Esta decisión ponía al país al borde de la guerra. Pero la puntilla la pondrá el asesinato de un instructor de la Guardia de Asalto, el teniente Castillo y el del político de derechas Calvo Sotelo. 


La convivencia entre derechas e izquierdas se hizo imposible al grado de que los asesinatos entre ambos bandos estaban a la orden del día. Las muertes del teniente Castillo y el político de derechas Calvo Sotelo fueron preludio  de la Guerra Civil.


La celebración del primero de mayo con 10,000 miembros de las juventudes socialistas uniformadas desfilando y coreando el nombre de Lenin y el Ejército Rojo no ayudaba a rebajar la tensión. El nombramiento de Azaña como presidente de la República y su política contra la derecha precipitaron las cosas. 

En junio, Gil Robles protestaba en las Cortes por la destrucción de 170 iglesias y los numerosos asesinatos cuyas cifras habían alcanzado ya los 269 y 1287 heridos. A ello había que sumar 133 huelgas generales y 218 parciales. La CEDA pedía medidas necesarias e inmediatas.

Tras el asesinato de Calvo Sotelo, el 13 de julio de 1936 por funcionarios de las fuerzas de seguridad, los planes de sublevación se precipitaron. El 17 de julio las tropas de Marruecos se rebelaban y al día siguiente Casares Quiroga, presidente del Gobierno, dimitía. Azaña mandó a Diego Martínez Barrio formar gobierno quien ese mismo día telefoneaba a Mola para disuadirle de la conspiración y ofrecerle el Ministerio de Guerra. Mola rechazó el ofrecimiento y dijo:

"No habrá Gobierno alguno capaz de restablecer la paz social, de garantizar el orden público, de reintegrar a España y a sus hijos un decoro, un espíritu, una ley, desde hace tiempo en ruinas. Gracias, repito, señor presidente, pero en este mismo momento me voy a sublevar".

Empezaba la Guerra Civil Española.



REFLEXIÓN PERSONAL

La Guerra Civil Española fue un suceso triste, cruel y desgraciado que bien podría haberse evitado. La flamante República nacía con muchas ilusiones y esperanzas y podría haber supuesto la renovación y el progreso de una España atrasada. La hermosa y virginal República extendió sus brazos hacia todos  sus hijos, sin importar su credo o ideología política. Y es que en una república pueden caber todos y convivir en armonía y paz. Sin embargo, esa casta e inocente madame fue prostituida por unos y otros políticos en un intento de monopolizarla para sus propios intereses egoistas. La República no entendía de derechas e izquierdas, solo pretendía recoger y cuidar a su pueblo, a sus caros hijos, como la gallina junta a sus polluelos. Una gallina en medio de lobos. La República no murió el 1 de abril de 1939, la República feneció el mismo día que nació, cuando un país demasiado dividido no tuvo el coraje y la humildad para construir  una nueva nación en unidad y fraternidad. Espero que si un día nuestra hermosa Marianne resucita de entre los muertos lo haga en una España fuerte y unida y aprendamos de los errores pasados. 

Actualmente las encuestas aún se encuentran muy divididas respecto a la preferencia entre monarquía y república. Además, la figura del actual Rey de España, Felipe VI ha contribuido a mejorar la pésima imagen que su padre, don Juan Carlos I dejó en los últimos años. Un 70% de los encuestados dan una nota de 7,1 sobre 10 a la gestión de Felipe de Borbón por lo que el advenimiento de la III República tendrá que esperar de momento.  


Nota: Aunque para este artículo he utilizado en su mayor parte publicaciones de historiadores modernos, recomiendo al lector una vuelta por la hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional de España. En sus volúmenes digitalizados podemos encontrar miles de publicaciones de la época, desde periódicos hasta memorias y biografías de sus personajes principales.
http://www.bne.es/es/Catalogos/HemerotecaDigital



                                               






viernes, 18 de agosto de 2017

LA II REPÚBLICA ESPAÑOLA (1931-1933)



El 14 de abril de 1931 se proclamaba la II República en España tras unas elecciones municipales muy reñidas entre monárquicos y republicanos. Para evitar males mayores, el rey Alfonso XIII salía al exilio el 17 de abril para no volver jamás. 

EL GOBIERNO PROVISIONAL (ABRIL-DICIEMBRE 1931)


Tras el exilio del Rey se creó un Gobierno Provisional presidido por Niceto Alcalá Zamora y formado por republicanos de todo signo e ideología, aunque el primer error de bulto que comete el Gobierno provisional fue elegir a los miembros de la Comisión cuando aquel no había sido elegido por las Cortes.

Una de las primeras medidas del Gobierno provisional fue la supresión de todos los signos y emblemas que recordaran al pasado. Igualmente se aprobó un cambio en el nombre de las calles ligados a la monarquía.


Sobre estas líneas, miembros del gobierno provisional.

El día 21 de abril se reconocía mediante decreto  el Consejo provisional de la Generalitat, presidido por Macià. ERC solo acataría el nuevo régimen siempre que sirviera para la culminación de su programa: la independencia de Cataluña.

El estatuto jurídico de la República establecía la libertad de creencias y cultos y la aconfesionalidad del Estado. Al principio la iglesia católica pidió a sus fieles que acataran el nuevo régimen, ya que mientras la República estuviera presidida por un católico no había que preocuparse.

El 8 de mayo se aprobaba la obligación de los terratenientes a cultivar sus tierras baldías.

Estas tres medidas formaban parte de las principales reformas que se intentaba acometer: reforma agraria, libertad religiosa y Estado autonómico. 

El 9 de mayo se decretaba que la educación religiosa ya no sería obligatoria sino voluntaria. La intelectualidad laica creía que la Iglesia era un obstáculo en el camino de la modernización. Por otro lado, la población, más visceral y pasional, desencadenaría un sentimiento anticlerical brutal con la quema de iglesias y conventos. El caos se adueñó del país y en solo dos días ardieron o fueron asaltados más de cien edificios religiosos. El 22 de mayo se decretaba la libertad religiosa.


La quema de iglesias y conventos por radicales iba a ser una constante durante todo el periodo republicano.

El nuevo régimen continuaría las reformas otorgando a las mujeres la oportunidad de ser notarias o registradoras de la propiedad. Una mujer, Victoria kent, sería nombrada directora general de prisiones. 

Siguiendo las reformas, el gobierno provisional aprobó una ley sobre accidentes laborales, un seguro de maternidad,  la construcción de 27,000 escuelas y  creó un nuevo cuerpo policial, la Guardia de Asalto. Respecto a la ley electoral se amplió el censo permitiendo el voto a los mayores de 23 años (antes era a los 25) y a las mujeres. Curiosamente el sufragio femenino tuvo más detractores que defensores. Tan solo 188 diputados de 470 votaron a favor e incluso algunas voces de izquierda, como Indalecio Prieto se manifestaron en contra.

Una medida problemática iba a ser la reforma militar. El exceso de oficiales y altos mandos obligaba a su reducción. había más de 26,000 oficiales cuando no debían superar los 7,600. El 26 de mayo se eliminó el rango de capitán general y se rebajó el periodo del servicio militar a un año. Manuel Azaña como ministro de Guerra ofrecía al que lo deseara el retiro con una pensión vitalicia que incluía el salario íntegro. Aunque algunos oficiales aceptaron creyendo que la medida era necesaria, otros montaron en cólera acusando a Azaña de querer destruir el cuerpo de oficiales con sobornos. En junio, Manuel Azaña anunciaba que revisaría todos los ascensos aprobados durante la Dictadura. Además, clausuraba la Academia Militar de Zaragoza, dirigida por el general Francisco Franco. Si en un principio ejército e Iglesia aceptaban el nuevo régimen, los acontecimientos de las últimas semanas estaban minando esa confianza. 



LOS PARTIDOS POLÍTICOS

El 4 de junio se decretaba elecciones para el 28 del mismo mes. Pronto, comenzaron a concurrir a las mismas, grupos de toda clase de tendencias políticas.


Los partidos políticos de izquierda iban a tener un papel fundamental y casi protagonista durante los primeros años de la República.

La derecha estaba representada por un monárquico, Ángel Ossorio. El partido, llamado Acción Nacional agrupaba a agrarios, algunos tradicionalistas y varias candidaturas monárquicas independientes.

En otra línea, también se presentaban las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS) de corte totalitario y contrario a los partidos y al sistema democrático.

El centro estaba representado por la Lliga Regionalista Catalana, la Derecha Liberal Republicana, los Liberales Demócratas, el PNV, y el Partido Republicano Radical

Como partidos de izquierda debemos mencionar a los Radicales socialistas, Acción Republicana, ERC, ORGA, Acción Nacionalista Vasca, PSOE y con menos influencia el Bloque Obrero y Campesino y el PCE.

Las elecciones del 28 de junio dejaba como vencedor a la Conjunción republicano-socialista. El partido más votado sería el PSOE con 100 diputados. Sin embargo, hasta 19 partidos obtuvieron representación parlamentaria, lo cual podría dificultar la gobernabilidad. El historiador Stanley Payne cuenta que la alianza entre republicanos y socialistas no podía durar porque había muchas discrepancias. A su juicio, los verdaderos demócratas eran los republicanos moderados ya que los republicanos de izquierda pretendían reformas demasiado radicales. Y es que el proyecto socialista aspiraba a una revolución social.

Mientras tanto, la CNT la armaba gorda a raíz de un conflicto con la Telefónica. Durante todo el mes de julio se sucedieron huelgas virulentas por toda España. En Sevilla, donde los disturbios  eran más graves, el gobierno declaraba el estado de guerra. El ejército llegó incluso a bombardear una taberna  donde se habían hecho fuertes los anarquistas.


EL BIENIO REFORMISTA (1931-1933)  


En diciembre de 1931 se aprobaba una Constitución que sería fiel reflejo de los partidos que gobernaban en ese momento, lo cual suponía un error, ya que en conjunto la sociedad española era menos revolucionaria de lo que el texto reflejaba. Los principales rasgos de esta Constitución eran:

Soberanía Popular. España como una República democrática  de trabajadores de todas clases.

Poderes del Estado. 

El Poder ejecutivo lo ostentaba el Presidente de la República con escasos poderes y el jefe de Gobierno, nombrado por el Presidente de la República pero refrendado por las Cortes. 
El Poder legislativo queda en manos de unas Cortes unicamerales. El Poder judicial quedaba en manos de los Tribunales de justicia.

Se reconoce el derecho a las autonomías.


Sufragio universal. Derecho a voto para hombres y mujeres mayores de 23 años.



Libertad de culto.


Manuel Azaña, jefe de Gobierno estaba dispuesto a erradicar toda influencia y privilegio de la Iglesia católica. El artículo 26 que pretendía eliminar del presupuesto las contribuciones al mantenimiento del clero secular y la obligación de la Iglesia a declarar sus bienes chocaba incluso con algunos republicanos convencidos. En este sentido, Alcalá Zamora y Miguel Maura dimitieron. Hasta Ortega Gasset y Unamuno mostraron su descontento acusando al nuevo gobierno de exagerado anticlericalismo. 

La votación se saldaría con 178 votos a favor, menos de la mitad, pero la polémica ya estaba servida y se había trasladado a la calle, donde unos y otros apoyaban o rechazaban a la Iglesia. En enero de 1932 se aprobaba la disolución de la Compañía de Jesús y se nacionalizaban parte de sus bienes. Además, ya no habría distinción entre entierros civiles y religiosos, por lo que el que lo deseara podía enterrarse en una ceremonia laica. Sin embargo, en Madrid se registraron 7,859 entierros cristianos por 134 civiles. También se retiraban los crucifijos de las escuelas y en febrero se aprobaba la Ley del Divorcio.


José Ortega y Gasset fue un fervoroso defensor de la República, llegando a ser diputado por la provincia de León. Gasset acabaría desencantado con el régimen acusándolo de sectario y radical.

Las cofradías sevillanas decidieron como protesta no salir en las procesiones de Semana Santa. Solo la de la Estrella decidió salir, con la mala fortuna de que un grupo de incontrolados apedrearon al Cristo de las Aguas y pusieron dos petardos a la Virgen de la Estrella. Días más tarde la Iglesia de San Julián era pasto de las llamas.

En diciembre de 1931 los habitantes de Castilblanco (Badajoz) ligados a la FNTT convocaban una huelga para protestar por su situación laboral. Cuatro guardias civiles habían recibido la orden de impedir la concentración, cuando la multitud se lanzó contra ellos golpeándolos y matándolos  a cuchilladas. Este caso sería el de muchos otros más a lo largo de los años sucesivos.

Con la República afloró la masonería. Tusell dice que había 5000 masones en España y 149 de ellos figuraban en las Cortes Constituyentes.

La reforma agraria que tanto anhelaban los trabajadores del campo sería uno de los temas más espinosos del gobierno. El proyecto no prosperaría y fue bloqueado. Para unos era demasiado conservador y para otros demasiado radical. Así, el gobierno prefería mirar hacia otro lado y aparcar de momento esta reforma.

Se abolieron los títulos de nobleza y se dieron instrucciones específicas a los carteros para no entregar el correo dirigido con títulos nobiliarios.

Hubo una purga en la Administración civil por incompatibilidad´ con el nuevo régimen. Además se abolió el horario de verano solo porque lo había establecido la Dictadura. Muchos se negaron a aceptar el cambio.

Otro problema fue el recorte de la libertad de prensa. Los periódicos anarquistas eran sometidos a una censura previa a su publicación. La República se veía amenazada y temía por su futuro e integridad.

En mayo de 1932  se abría el debate parlamentario. La Constitución reconocía a España como un Estado integral. Esto es debido a que la República no podía ser de carácter federal, ya que eso equivalía a entender que España era el resultado de reunir partes dispersas.

El 10 de agosto el general Sanjurjo intentó un golpe de Estado fallido contra el nuevo gobierno. Sanjurjo aseguraba que la sublevación no era contra la República sino contra unas Cortes ilegítimas. El levantamiento, bautizado como la Sanjurjada tenía todos los visos de fracasar. Primero, el gobierno tenía conocimiento del levantamiento; segundo, el pueblo no se sumó a la sublevación. El gobierno condenó a Sanjurjo a cadena perpetua, aunque algunas voces pedían su ejecución.

El 9 de septiembre se aprobó el Estatuto Catalán y el día 15 la Ley de Reforma Agraria. El proyecto pretendía beneficiar a 60,000 campesinos, pero al final solo tomarían posesión de sus nuevas tierras 4,300. Así, la reforma no dejó a nadie contento y lo único que hizo fue sumar enemigos al gobierno entre terratenientes y los propios jornaleros.


Este gráfico resume perfectamente los principales objetivos del bienio progresista. 

En noviembre se crearon los jurados mixtos en materia laboral para proteger al jornalero frente a los patronos y ofrecer al trabajador unas condiciones de vida más dignas. Sin embargo, pronto se convertiría en un instrumento dirigido y controlado por la UGT



PROBLEMAS PARA EL GOBIERNO

La CNT (Confederación Nacional del Trabajo) se mostraba indignada y marginada con el nuevo gobierno, y sus afiliados comenzaron a producir alborotos. CNT y FAI (Federación Anarquista Ibérica) producían disturbios entre sí por el control del sindicato. La FAI especialmente sería una pesadilla para el gobierno.

La crisis económica contribuiría a restar estabilidad al gobierno. Los nuevos propietarios no podían hacer frente a sus obligaciones impuestas por los jurados mixtos y se vieron en la obligación de abandonar el campo.

La imprevisión del ministro de Agricultura se hizo patente cuando intuyendo una mala cosecha de trigo, cítricos y carbón decidó importar 250,000 toneladas del extranjero. Finalmente la cosecha fue buena y los agricultores se vieron en la obligación de bajar los precios hasta arruinarse. Para evitar una nueva depreciación de la peseta, el gobierno hizo frente  a los pagos a plazos y con intereses.

Las continuas huelgas en la industria del acero ralentizaba la producción y las exportaciones bajaron. Aunque es cierto que los salarios subieron sin que lo hicieran los precios, el paro creció y las industrias de construcción se paralizaron.

Pero la puntilla al nuevo gobierno llegaría en Casas Viejas, una mísera y pobre aldea cerca de Jerez. Las tierras habían pertenecido al duque de Medina Sidonia y estaban señaladas para su expropiación. Sus habitantes, pertenecientes a la CNT estaban liderados por un viejo anarquista del lugar, llamado Seisdedos.  Comunicando a sus allegados que había llegado el momento de la revolución y el comunismo libertario, cogieron garrotes y fusiles hacia el cuartel de la Guardia Civil instando a los guardias a deponer las armas y disfrutar en común de las tierras de los ricos. Al intercambio de disparos le sucedió posteriormente un asedio al cuartel por parte de los habitantes del pueblo. En otros puntos de España ya habían muerto 37 personas y herido más de 300 días atrás. A fin de evitar más insurrecciones, Azaña envió tropas a Casas Viejas,  acorralando en su casa a Seisdedos junto a sus correligionarios. El enfrentamiento terminó con la casa del líder anarquista en llamas y 3 guardias civiles y 22 rebeldes muertos. Los periodistas allí desplazados descubrieron cuerpos quemados vivos, 12 fusilados tras la neutralización de la revuelta y asesinatos a sangre fría. Azaña quedó en mal lugar cuando los periodistas entrevistaron al capitán Rojas, el encargado de acabar con la insurrección. Este contó que las órdenes habían sido "ni heridos ni prisioneros" y que Azaña había dicho sin titubeos "los tiros a la barriga". Para muchos, este episodio era el fracaso del sistema.


Los acontecimientos de Casas Viejas dejó casi tocado y hundido al gobierno progresista.

Sin entrar a valorar ni justificar lo acaecido en Casas Viejas, lo cierto es que los cientos de braceros de Jerez que se dirigían a la aldea para continuar la revuelta fueron  disuadidos ante la contundencia mostrada por la Guardia de Asalto. 

El Gobierno de Azaña estaba tocado y los partidos políticos lo definieron como de "barro, sangre y lágrimas". Republicanos y socialistas estaban enfrentados. Incluso perdieron la confianza de la clase trabajadora. El año 1933 iría cuesta abajo para el régimen.

1933 fue el auge del fascismo y el ascenso de Hitler en el gobierno alemán. En febrero nacían dos nuevas organizaciones derechistas, Renovación Española y la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) liderada por Jose María Gil Robles y que integraba a Acción Popular, agrarios y pequeños partidos católicos. Contaba con más de medio millón de afiliados y su programa se adecuaba completamente a la República.

En abril se celebraron elecciones municipales y el Partido Radical fue el más votado. Los socialistas habían perdido apoyo y la derecha había sacado poco más del 25% de los concejales elegidos. Ante el avance de la derecha, Alcalá Zamora, presidente de la República solicitó al gobierno que frenara los impulsos reformistas, sobre todo en el tema religioso. Sin embargo, Azaña quería llevar su voluntad laicista hasta las últimas consecuencias e impulsó la Ley de Congregaciones Religiosas, que impedía a las órdenes religiosas dedicarse al comercio, la enseñanza y la industria. No solo se desplazaba a la Iglesia de la educación sino que se la impedía mantenerse por sí misma. Las protestas se sucedieron y algunos círculos moderados se tornaron en conservadores.

En octubre de 1933 nacía Falange Española, de la mano de José Antonio Primo de Rivera. De inspiración fascista, el objetivo de esta organización sería construir un Estado autoritario y nacionalsindicalista. Los falangistas estaban en contra del marxismo, el liberalismo, el laicismo, el capitalismo y el separatismo. Creían que la monarquía ya había cumplido su papel histórico y por tanto se consideraban republicanos.


La Falange de Primo de Rivera, fusionada con las JONS tendría un papel importante durante el conflicto civil.

Socialistas y radicales se despellejaban entre sí y las elecciones que se presentaban a finales de 1933 estarían representadas por marxistas y antimarxistas. No importaba quien ganara, los partidos perdedores no iban a aceptar su derrota. España estaba muy dividida. 

Las elecciones dieron como vencedor a la CEDA con 113 escaños, superando los 100 del PSOE de 1931 y que en estos comicios solo sacaron 58. El Partido Republicano Radical sería segundo con 80 escaños y los mencionados socialistas terceros. 21 partidos obtubieron representación parlamentaria. El Partido Socialista perdía casi la mitad de sus escaños. A pesar de la victoria de la CEDA, Alcalá Zamora llamó a Lerroux a gobernar. En una España caótica de izquierdas y derechas, el Centro de Lerroux podía aportar estabilidad al país y así lo hizo saber a unos y otros. En diciembre Lerroux formaba gobierno con mayoría de ministros radicales, excepto dos independientes. Este segundo error de Alcalá Zamora al no llamar a gobernar al partido más votado, demostraba a los partidos de derecha que  jamás se les permitiría estar al frente de la República.



La CEDA de José María Gil Robles ganó ampliamente  las elecciones de 1933, sin embargo, el presidente de la República, Alcalá Zamora decidió llamar a gobernar a los radicales de Lerroux. 

El año terminaría con nuevas huelgas y manifestaciones anarquistas. El 8 de diciembre hacían explotar hasta 7 bombas. En Zaragoza combinaron las protestas con los atracos. Fue detenido el líder anarquista Buenaventura Durruti, que ya contaba con un amplio historial carcelario. El balance de las protestas a final de mes era desolador; 11 guardias civiles muertos y 18 heridos, 75 civiles muertos y 101 heridos.












sábado, 12 de agosto de 2017

LA II REPÚBLICA ESPAÑOLA. (ANTECEDENTES. 1923-1931)



Hablar o escribir sobre la II Répública o la Guerra Civil Española  es en cierto modo un desafío para la llamada Ley de  Memoria Histórica  de Rodríguez Zapatero. Dicha ley, auspiciada por el gobierno socialista en 2007, ha pretendido juzgar como grandes culpables históricos de los males de España a una derecha que quería destruir la República  y como principales víctimas a la izquierda que quería defenderla. Eso simplemente  no es verdad. También se pretende creer que todas las fosas comunes que aún quedan por desenterrar de la Guerra de España (así la llamaban los combatientes) pertenecen a las víctimas de la represión del Ejército Nacional. Muy lejos de la realidad. Desde que la Ley de Memoria Histórica se puso en vigor, se han hallado muchísimas fosas comunes de represaliados por el ejército republicano, a las que hay que sumar  las desenterradas durante la dictadura. Sin embargo, muchas víctimas de la represión republicana seguirán en las cunetas, ya que la Ley de Memoria Histórica solo se ocupa de localizar las fosas comunes pertenecientes a los represaliados por el ejército Nacional. Lo cierto es que la represión en ambos bandos fue muy dura. Si uno se da una vuelta por las diferentes páginas web o libros especializados en el tema, se volverá loco intentando conciliar la verdad sobre la cantidad de asesinatos que hubo en un bando y otro, ya que el uso partidista que hacen a conveniencia las derechas e izquierdas sobre estas cifras impiden precisar con exactitud el número de represaliados.  

Pretender que las causas de  la Guerra Civil la tuvieron unos u otros es simplemente una falacia. Como decía el gran historiador Javier Tusell, la culpa de una guerra civil siempre es de ambos bandos.  En ese mismo sentido el prestigioso historiador Fernando García de Cortázar dijo al respecto:

"...Los errores de la República fueron muchos y su ruina no sólo se debió a la soberbia de las clases conservadoras y la conspiración de la derecha, sino que a derrumbarla también contribuyeron la ceguera sectaria y la incompetencia de una gran parte de las fuerzas consideradas progresistas." 

La historia por desgracia no es una ciencia exacta   y en la historia de nuestra Guerra Civil menos, debido a las diferentes interpretaciones que hacen unos y otros sobre la misma. Esto hace que el pobre lector termine más confundido aún. Así ocurre cuando el mismo acontecimiento es contado por un historiador conservador o uno de una escuela marxista. En mi caso, siendo bisnieto de un oficial combatiente del Ejército Popular se espera  que por lealtad hacia mi propia sangre ensalce las virtudes de la República y castigue con mi pluma a los bárbaros y sanguinarios golpistas que hicieron caer una sociedad que supuestamente vivía en relativa paz y armonía. Sin embargo,   un buen historiador debe contar los hechos ocurridos tal cual sucedieron sin valorar, interpretar  o juzgar dichos acontecimientos de manera personal y partidista. Todo lo contrario sería desvirtuar la realidad y traicionar nuestro oficio.

Los acontecimientos que  voy a relatar son los hechos tal cual sucedieron, sin entrar en valoraciones ni opiniones personales. Sí me ocuparé no obstante de conciliar o refutar de una manera imparcial aquellos datos de dudosa veracidad. Para ello citaré a algunos protagonistas de la época de ambos bandos, así como las opiniones de historiadores tanto de izquierdas como de derechas. De este modo el lector podrá sacar sus propias conclusiones. 

Este primer capítulo está dedicado a los antecedentes previos a la proclamación de la II República. Aunque ya sabéis que me gusta obviar todo aquello que resulta tedioso al lector, como es el tema político, en esta ocasión resulta necesario e imprescindible hablar de política para comprender por qué fracasó la República.


ESPAÑA ANTES DE LA REPÚBLICA

La España de principios de siglo era un país principalmente rural donde imperaba el caciquismo y las elecciones políticas eran "amañadas" con el sistema del "encasillado", donde   el candidato electo ya tenía asegurado un número de votos de antemano. La I Guerra Mundial podía haber dado el empujón hacia la industrialización de España con las remesas de dinero que los países beligerantes se dejaban aquí, al comprar toda suerte de artículos necesarios para el esfuerzo bélico. Sin embargo, poco o nada  se hizo   por la industria.  Los ricos se hicieron más ricos  y los pobres siguieron siendo igual  de miserables o peor incluso. 

La corrupción en España había alcanzado las cuotas más altas, llegando incluso al ejército, donde oficiales y suboficiales se repartían prebendas y donde existía un exceso de oficialidad. El desastre de Annual de 1921 en el que fueron exterminados más de 8,000 soldados españoles por las tropas rifeñas de Abd el Krim, dejó muy tocado al ejército y al rey Alfonso XIII. En 1923, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado acabando con el caciquismo y tomando las riendas del país mediante un gobierno castrense llamado Directorio Militar, reemplazando a los políticos civiles por otros militares. Poco más tarde reemplazaría  de nuevo a los militares por políticos civiles en un nuevo gobierno llamado Directorio Civil. Hay que señalar que Alfonso XIII apoyó el golpe militar y eso acabaría repercutiendo en su futuro.



Alfonso XIII apoyó y colaboró con la dictadura de Primo de Rivera. En 1931 la monarquía era muy impopular entre una gran parte de la población española.

Durante la dictadura de Primo de Rivera  hubo luces y sombras. Acabó con  la corrupción en el ejército y solucionó el problema del Rif con el Desembarco de Alhucemas. El General eliminó todos los partidos políticos excepto el PSOE y la UGT que colaboraron con él durante la dictadura. Durante este periodo de tiempo se sanearon las finanzas, se acometieron varias obras públicas, se construyeron pantanos, carreteras y ferrocarriles, se llevó la electricidad al mundo rural y se creó la Campsa y la Compañía Telefónica Nacional de España.

Las sombras de Primo de Rivera fue su acercamiento y tratado de amistad con la Italia fascista de Mussolini, la salida de España de la Sociedad de Naciones, la devaluación de la peseta y la elaboración de un texto constitucional antiliberal y autoritario que finamente sería rechazado por el resto de políticos.



Ante la corrupción e ineptitud del gobierno y los militares, Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado 1923 y mantuvo una dictadura particular hasta su dimisión en 1930.


Poco a poco Primo de Rivera fue perdiendo apoyos, e incluso el rey le abandonó en sus momentos más aciagos. El 28 de enero de 1930 dimitió de su cargo y se exilió en París, donde moriría algunas semanas después a causa de la diabetes que padecía. 



MUERE LA MONARQUÍA

Alfonso XIII llamó a gobernar entonces a Dámaso Berenguer para restaurar el periodo anterior a la dictadura. Sus indecisiones valieron para que la prensa definiera su gobierno como una "Dictablanda". 

Mientras tanto, el descontento entre políticos y una gran parte de la población hacia la Monarquía borbónica se hacía cada vez más patente. Así el 17 de agosto de 1930, republicanos y regionalistas (entre ellos Manuel Azaña, Alejandro Lerroux, Marcelino Domingo, Álvaro de Albornoz, Niceto Alcalá Zamora, Miguel Maura, Santiago Casares Quiroga, Indalecio Prieto...) se reunieron en San Sebastián, en un pacto que constituiría la primera gran manifestación del renacido republicanismo español, desde la fallida experiencia en 1873. Los objetivos que salieron de ese pacto fueron:

Convocar unas Cortes Constituyentes republicanas, garantizar la libertad religiosa, hacer reformas agrarias y reconocer el derecho de autonomía de las regiones que así lo solicitaran. 



Foto para la historia. Sobre estas líneas, participantes en el llamado Pacto de San Sebastián en el que se pusieron las bases para un nuevo republicanismo.

En noviembre de 1930 la CNT convocó una huelga general en Madrid a la que se sumó la UGT y que se extendió a las principales ciudades, provocando varias muertes. Ante tal inestabilidad el Comité revolucionario se autoproclamó Gobierno provisional de la República. Nuevamente una huelga general sería impulsada por el PSOE y la UGT para el 15 de diciembre e iría acompañada de un pronunciamiento militar de la U.M.R. dirigido por ¡Gonzalo Queipo de Llano! (este general, inicialmente entregado a la República, jugaría posteriormente un papel importante en la sublevación del 36) que acabaría luego en nada.

Ortega y Gasset escribiría que no había más salida que la República:

"La continuidad de la Historia legal se ha quebrado. No existe el Estado español. ¡Españoles, construid vuestro Estado!"

La conspiración que se estaba gestando para acabar con la monarquía y el nuevo gobierno  acabaría precipitándose al vacío. El capitán Fermín Galán, sin autorización del comité militar decidió adelantar el levantamiento con 300 hombres. Tras un avance de 86 kilómetros fueron interceptados y el capitán junto a su segundo, el teniente García Hernández fueron fusilados. La mayoría de los miembros del Comité fueron detenidos y el gobierno pudo desarticular el golpe de estado que se preparaba en Cuatro Vientos (Madrid)

El gobierno de la Monarquía estaba tocado y Berenguer determinó entonces convocar elecciones a Cortes para acelerar las reformas y devolver la estabilidad al país, pero la mayoría de las fuerzas políticas amenazaban con la abstención, por lo que Berenguer se vio en la obligación de dimitir. El rey buscó un candidato desesperadamente pero todos le dieron la espalda. Finalmente, el 18 de febrero de 1931 se formó gobierno con el Almirante Juan Bautista Aznar y con algunos hombres ligados al caciquismo. Se estableció un calendario de elecciones. El 12 de abril se convocarían elecciones municipales, el 3 de mayo elecciones provinciales, el 7 de mayo se elegirían los diputados y el 14 los senadores

Mientras, el 14 de marzo de 1931 Ramiro Ledesma Ramos publicaba el semanario La conquista del Estado de corte fascista. Su grupo se fusionaría con el de Onésimo Redondo (Juntas Castellanas de Acción Hispánica) y fundarían las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS)



NACE LA SEGUNDA REPÚBLICA

En las elecciones municipales del 5 de abril se contabilizaron las candidaturas solitarias, dejando a los monárquicos con 14,018 concejales y 1,832 para los republicanos.  El 12 de abril donde se contabilizaron los votos de las diferentes candidaturas  a un mismo ayuntamiento, los republicanos consiguieron  ganar en 41 capitales de provincia. En el conjunto de la nación los monárquicos habían conseguido muchísimos más votos que los republicanos, pero estos habían ganado en  las grandes ciudades. Nunca un país había estado tan dividido.



Este gráfico de las elecciones municipales de 1931 muestra la gran división existente entre monárquicos y republicanos.


A pesar de la victoria de los monárquicos, el gobierno interpretó estos resultados como un desastre, ya que los republicanos habían triunfado en las grandes ciudades. Tras las elecciones, los ciudadanos de las grandes urbes se echaron a la calle enarbolando banderas republicanas como símbolo de rechazo a la caduca monarquía. La enseña tricolor sería el nuevo estandarte del republicanismo. La Marcha Real, uno de los himnos nacionales más antiguos de Europa sería sustituido por el himno de Riego como signo de oposición a la monarquía. 

El himno de Riego tiene su origen en la cantinela que cantaban las columnas opositoras a Fernando VII en 1820 cuando el teniente coronel Riego se sublevó contra el monarca absolutista en Cabezas de San Juan. Pese a disponer de letra oficial, los más anti monárquicos y anti clericales inventarían la suya propia y se popularizaría entre la población.


Si los curas y frailes supieran,


la paliza que les van a dar,

subirían al coro cantando:

¡Libertad, libertad, libertad!
Si los curas y frailes supieran,


la de hostias que van llevar,

subirían al coro cantando:

¡Libertad, libertad, libertad!
Si los Reyes de España supieran


lo poco que van a durar,

a la calle saldrían gritando:

¡Libertad, libertad, libertad!
Un hombre estaba cagando,


y no tenía papel,

pasó el Rey Alfonso XIII

¡Y se limpió el culo con él!


De todos modos el himno de Riego no gozaba de la misma popularidad que la bandera republicana ya que muy pocos conocían la letra oficial. Pío Baroja creía que el himno de Riego carecía del espíritu republicano.

"el himno es callejero y saltarín; la República sesuda y jurídica"

La izquierda más radical prefería además La Internacional.





No está muy claro el origen de la bandera republicana. Algunos creen que el morado es un color que está vinculado a  los comuneros de Castilla  que se opusieron al monarca Carlos V, pero esta declaración forma parte más del mito que de la realidad. No obstante, el morado tenía una connotación revolucionaria y comenzó a ser utilizado en los ambientes republicanos de tendencia federalista. El escudo era un calco del de 1873 durante la I República. Representaba los cinco reinos tradicionales: Castilla, León, Aragón, Navarra y Granada, suprimiendo las armas de la Dinastía Borbón-Anjou y sustituyendo la corona real por la mural.  Respecto a la bandera completa el  decreto de aprobación del 27 de abril de 1931 interpretaba erróneamente los colores de la anterior enseña nacional, afirmando que representaban a la Corona de Aragón, y establecía la inclusión de Castilla como corazón del nuevo régimen a través de la nueva franja morada. A pesar de que la I República mantuvo la enseña rojigualda, el cambio pretendía romper tanto con la monarquía como el antiguo republicanismo al que denostaban y querían desvincularse.


Aparecieron nuevas alegorías y representaciones artísticas de la república. Una de las más famosas fue una figura femenina con el gorro frigio a la manera de la Marianne francesa revolucionaria. 



Alegoría de la República encarnada en una mujer que sostiene con una mano la bandera republicana y con otra la balanza en representación de la justicia. Al fondo, un barco, un tren y un avión simbolizan la modernización que el nuevo régimen pretende impulsar en el país. Los libros que aparecen en primer plano son referentes de la educación. 

Las elecciones del 12 de abril había dejado a la monarquía constitucional  herida de muerte. Ya no era suficientemente progresista ni suficientemente autoritaria. Abandonado por gran parte de los españoles el rey decidió marchar al exilio no sin antes escribir una carta dirigida a la nación y que se publicó en el ABC el 17 de abril:

"las elecciones celebradas  el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas. Un rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez; pero sé bien que nuestra Patria se mostró en todo momento generosa ante las culpas sin malicia. Soy el rey de todos los españoles, y también un español. Hallaría medios sobrados de mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes combaten. Pero resueltamente quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota con otro en fratricida guerra civil. Mientras habla la nación, suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real y me aparto de España, reconociéndola así como única señora de sus destinos."

El texto es claramente revelador. Alfonso XIII reconocía dos Españas divididas y la posibilidad de un conflicto civil si mantenía la corona. Los republicanos ahora tenían vía libre y proclamaban la II República el 14 de abril de 1931. De nada serviría el sacrificio de un rey que intentaba evitar a toda costa  un conflicto civil. España estaba demasiado dividida y los odios iban a aflorar en los siguientes años.