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martes, 21 de junio de 2016

HISTORIA DE AL-ÁNDALUS


El origen del Islam se encuentra en las revelaciones que el arcángel Gabriel reveló a Mahoma en el año 610 d.C. La comunidad de creyentes que el profeta creó se ha convertido con el tiempo en una de las religiones con más adeptos de todo el mundo. 

Cuando  Mahoma falleció, éste no había dispuesto quien había de sucederle, por lo que el conflicto entre los creyentes pronto apareció.  Al considerar que no podía haber más profetas, los musulmanes dispusieron que   el líder de los creyentes fuera una especie de guardián de la fe. Así, apareció la figura del califa.

Inicialmente, las conquistas musulmanas solo tenían como objeto la obtención de botín. Para mantener el control de estas zonas poco a poco comenzó la islamización de los conquistados y su incorporación al ejército musulmán. Cuando los musulmanes llegaron a nuestra península, el Islam ya se había extendido enormemente.

LOS MUSULMANES EN ESPAÑA

Los musulmanes hacen su aparición en la península en el año 711 d.C. que con total parsimonia por parte de la población hispana (harta ya de sus gobernantes visigodos) consiguen apoderarse de casi toda la Península al vencer a las tropas cristianas. Lo que fue al principio un ataque buscando botín, se convertiría más tarde en una guerra de ocupación en toda regla.  Durante casi 800 años, los musulmanes establecerían una nueva, rica y radiante cultura en la Península, Al-Ándalus.

         Este mapa muestra la expansión del Islam en nuestro país.

Se calcula que llegaron a la península en torno a unos 45,000 árabes y 350,000 beréberes. Una vez establecidos, tendieron a reproducir sus formas de organización social y económica. Los primeros concentrados dentro o alrededores de las ciudades y los segundos en hábitats rurales.

La mayor parte de la península ibérica se convirtió en una nueva provincia del califato islámico, Al-Ándalus. Al frente de este territorio se colocó a un Emir o gobernador que actuaba en nombre del Califa, por entonces perteneciente a la dinastía Omeya, con capital en Damasco. Con la caída de la dinastía y el ascenso al poder de los abásidas, un miembro de la familia Omeya, escapó y desembarcó en la península, proclamándose Emir de estas tierras e independizándose de la nueva capital del Islam, Bagdad. Con Abd-al-Rahman I comenzó el emirato independiente de Al-Ándalus. Sería con Abd-al-Rahman III que el emirato se convertiría en califato, es decir, un cargo en el que confluía el poder religioso y político.

                
El califato de Córdoba se convertiría en un poderoso estado que rivalizaría con la mismísima Bagdad.

LOS MOZÁRABES

Tras la conquista árabe muchos hispanos decidieron permanecer en su tierra, pagando un tributo al invasor pero conservando a cambio su fe, su cultura y sus costumbres, aunque tenían prohibida la propagación de su religión y no podían tener cargos. Fueron los llamados mozárabes, que con el transcurrir del tiempo irían adquiriendo cierto grado de arabización pero conservando su religión y pureza étnica. Si bien es cierto que muchas de sus iglesias fueron convertidas en mezquitas y en algunas ocasiones sufrieron martirio, por lo general la convivencia fue relativamente pacífica. 

Quizás el capítulo más triste se protagonizó en lo que se ha llamado "Día de la Hoya" cuando fueron asesinados más de 5000 mozárabes en Toledo. Será  con la llegada de almorávides y almohades que esa convivencia pacífica se haga insoportable debido a la intolerancia de estos nuevos gobernantes. 

Hay que destacar que existe un arte exclusivo mozárabe con la edificación de iglesias como la de San miguel de la Escalada, entre otras. Así mismo existe una música propiamente mozárabe o visigótica que podemos escuchar y disfrutar en los canales de Youtube.

     San Miguel de la Escalada. Expresión máxima del arte mozárabe

Así como una parte de los cristianos convivieron con los invasores musulmanes, con la reconquista, muchos musulmanes quedaron bajo la tutela y el poder político de los reyes cristianos. Estos moriscos fueron llamados mudéjares. La palabra mudéjar significa "vasallo". Inicialmente hubo un clima de tolerancia y los musulmanes pudieron seguir practicando el Islam y mantener sus ritos, costumbres y podían auto gobernarse en sus comunidades llamadas aljamas o morerías que se ubicaban en barrios extramuros.

Aunque con el tiempo, los cristianos se hicieron más intolerantes, la mayor parte de su ira recayó sobre los judíos. Hay que recordar que los hebreos gozaban de privilegios y posiciones que los musulmanes no poseían y en cuanto se declaraba una crisis económica o  una epidemia, las culpas recaían sobre la comunidad hebrea. Los musulmanes en su mayoría, eran simples campesinos sin aspiraciones políticas y por ello fueron menos perseguidos.


CREENCIAS 

Hay que decir que el trato que los musulmanes dispensaron a sus conquistados fue de bastante respeto. Ellos consideraban a los cristianos y judíos como “las gentes del libroy respetaban profundamente sus creencias. No obstante, siempre exigían a los pueblos conquistados la conversión a su fe o el pago de un tributo especial. No fueron pocos los que decidieron optar por la primera vía para librarse de los siempre odiados impuestos. Las revelaciones de Mahoma fueron recogidas por escrito unos 20 años después de su muerte. El contenido esencial de la nueva fe era lo que los musulmanes llaman los 5 pilares de la fe:

Creencia en Alá como único dios, en los ángeles, profetas, en los libros sagrados, la predestinación y la resurrección. Es la profesión de fe o sahada.

Oración o salat, 5 veces al día. Al alba, mediodía, tarde, cuando se pone el sol y por la noche. Se hace uso de una alfombrilla o saggada y la oración se hace en dirección a La Meca, aunque inicialmente estaba orientada hacia Jerusalén.

Peregrinación a la Meca, al menos una vez en la vida o hayy, peregrinación mayor.

Pago de una limosna o zakat, para ayudar a los desvalidos y los pobres. Es un medio para purificar los bienes que Alá concede.

El ayuno o sawn. El musulmán se abstiene de comer, beber, fumar y tener relaciones sexuales desde el alba hasta la puesta de sol durante el mes de Ramadán.

Otras disposiciones tienen que ver con la sociedad. Matrimonio como deber, con un máximo de cuatro mujeres, siempre y cuando pueda satisfacer las necesidades y sea justo con ellas. La mujer musulmana no puede casarse con un no musulmán y tiene derecho a heredar. Está prohibido comer cerdo, carne que provenga de un animal muerto, sangre o carne que no haya sido desangrada.

El dogma básico es la creencia en la unicidad de Dios. También  la creencia en ángeles, profetas, libros revelados y el Juicio Final.

La ley islámica tiene un origen divino y está basada en el Corán, la Sunna y los Hadices. El Corán está compuesto por 114 suras o capítulos, con versículos llamados aleyas. Los capítulos más largos se encuentran al principio y se refieren al periodo medinense de Mahoma. Los más cortos corresponden a su peregrinación a La Meca. El Corán está dictado, por eso cada versículo comienza con "dijo Dios..". La Sunna es el conjunto de dichos y hechos de Mahoma y su manera de proceder. El relato de algún hecho de la Sunna se denomina Hadit.

La Guerra Santa o yihad está justificada siempre y cuando se limite la violencia y la agresión. El Corán no justifica las matanzas sin sentido.

Los judíos estaban sometidos a las mismas normas que los cristianos y formaban comunidades independientes en algunas ciudades. Inicialmente colaboraron con los conquistadores y eso les llevó a posiciones muy ventajosas.

La esclavitud, práctica habitual en esa época, se hizo muy selectiva a fin de surtir los harenes de mujeres, eunucos y servicio doméstico, y para proporcionar soldados al ejército califal. Las esclavas con formación eran muy apreciadas y siempre que diesen hijos a su dueño.
Solo los musulmanes tenían plenitud de derechos y eran iguales entre sí. Aun así existía una diferencia entre musulmán viejo y los conversos, y dentro de estos entre la primera generación de conversos musalimay sus descendientes o muwallad, es decir muladíes. Para los musulmanes la situación de la primera generación era sospechosa sobre la autenticidad de su conversión, pero tampoco los muladíes estaban libres de sospecha.


LOS REINOS DE TAIFAS

En el siglo XI, el califato desaparece y hacen su aparición los reinos de taifas que fueron independizándose de la capital, Córdoba. Cada taifa era un pequeño reino independiente gobernado por un clan o dinastía familiar. Esta palabra de origen árabe significa "división o facción". Hubo dos periodos de independencia llamados primeras y segundas taifas. El primero fue abortado cuando llegaron los almorávides al poder. El segundo, con la llegada de los almohades y el vacío político que dejaron.

Entre las taifas creadas destacaron especialmente las de Albarracín, Algeciras, Almería, Málaga, Granada, Sevilla, Toledo, Valencia, Zaragoza...




Esta descentralización del poder sería la ruina para el Islam en nuestro país a largo plazo. La rivalidad entre taifas daría lugar a enfrentamientos bélicos que debilitaría el poderío musulmán y daría un respiro a los reinos cristianos. Estos aprovecharían estas rivalidades y recuperarían terreno venciendo por separado a estos reinos que se convertirían en tributarios de los cristianos. 

Los reinos de taifas más débiles fueron incorporándose a los más fuertes hasta que finalmente ante el empuje de los cristianos, los reinos musulmanes de la Península fueron desapareciendo. En 1492 desaparecería el último reino de Taifa, el de Granada, conquistado por los Reyes Católicos. Tras la reconquista, la población morisca fue respetada y se le concedieron algunos privilegios que con el tiempo no serían respetados.


VIDA COTIDIANA

Equiparados a los judíos, los eclesiásticos tomaron las mismas medidas con los musulmanes que poblaban los territorios cristianos. No obstante, su situación financiera era de lejos desigual y los moriscos se dedicaban exclusivamente a la artesanía o trabajaban como campesinos. Igualmente debían vestirse y peinarse de manera diferente a los cristianos para no ser confundidos. Su poca importancia económica hizo que los asaltos a las morerías fueran menos frecuentes que a las juderías. Los sarracenos habitaban en barrios periféricos o morerías situados extramuros. Las relaciones sexuales entre personas de diferente religión en Valencia se castigaban con la pena de muerte en la hoguera, aunque en la práctica solo se ejecutaba al hombre sarraceno y se encarcelaba a la mujer cristiana; cuando se trataba de un cristiano y una musulmana, se les castigaba haciéndoles  correr desnudos por las calles. A continuación se dejaba libre al cristiano y se reducía a la cautividad a la musulmana, aunque si esta era una esclava, las relaciones sexuales entre esta y su señor cristiano estaba a la orden del día. Las leyes musulmanas también fueron implacables en estas relaciones, desde azotes a pérdida de derechos de herencia o la lapidación.

Hubo intentos de cristianizar a la población morisca y fueron muchos los predicadores que lo intentaron. Parece que las conversiones no fueron muy numerosas y los conversos estuvieron siempre mal vistos. Algunos cristianos les llamaban despectivamente “tornadizos”, “renegados”, “perros”…



LA SUBLEVACIÓN MORISCA Y SU EXPULSIÓN

Con los sucesivos decretos de expulsión o conversión forzosa, los musulmanes peninsulares se vieron obligados a marchar al exilio o hacerse cristianos. Aproximadamente salieron unos 350,000 moriscos. Fue tal el vacío que dejó en algunas partes de Andalucía, que fue necesario que pobladores del norte de España, emigraran al sur para repoblar esas zonas yermas y vacías. 

Aunque el recelo contra esta población ya venía de atrás, fue con el reinado de los reyes católicos y su pretensión de unificar sus reinos política, ideológica y religiosamente que se endureció la intolerancia hacia judíos y musulmanes. Un edicto de los monarcas obligaban a la conversión de judíos y moriscos a la fe católica. A pesar de la conversión de los denominados "cristianos nuevos", los viejos cristianos veían con malos ojos a los nuevos conversos, a los que acusaban de profesar una fe fingida. A continuación rescato algunos párrafos ya utilizados en un artículo anterior respecto a la expulsión de los moriscos de Churriana de la Vega y que bien pudo aplicarse al resto de poblaciones. 


La expulsión de judíos y moriscos dejó a España con un problema demográfico


Tras la conquista, la minoría cristiana impuso por la fuerza el bautismo y la conversión al catolicismo a todos los musulmanes del Reino. En el caso de Churriana, tenemos registrado 1031 bautismos de antiguos moriscos celebrados entre 1510 y 1590. Los nombres adoptados son de lo más variado, entre los que destacan Alonso, Francisco, Diego o Luis entre el género masculino. Entre las mujeres los nombres elegidos fueron María, Isabel o Lucía, entre otros. Hay que decir que los moriscos bautizados conservaron los apellidos propiamente musulmanes y que muchos hoy día aún perviven en el Magreb. 

Para 1572 la población churrianera albergaba un 96% de población morisca por un 4% solamente de cristianos.

Pero la convivencia con la mayoría musulmana no iba a ser un camino de rosas y pronto los cristianos acusaron a los nuevos conversos de haber aceptado la nueva religión de forma superficial y falsa. De forma privada seguían profesando el islam y es que tras haber transcurrido 50 años de la conquista y su conversión forzada, muchos musulmanes no hablaban castellano y si lo hablaban no sabían escribirlo con caracteres latinos. Idioma incomprensible, fuerte acento árabe, vestimenta, alimentación, costumbres, hábitos higiénicos, color de la piel, pelo, gestos diferentes y odio reprimido eran la bandera de estos conversos, de acuerdo con las crónicas de la época 

fingían humildad y usaban buenas costumbres morales en sus tratos, interiormente aborrecían el yugo de la religión cristiana y en secreto se adoctrinaban en los ritos mahometanos, iban a misa por cumplimiento, para que no le penasen. Guardaban los viernes y se lavaban y los domingos trabajaban. Cuando bautizaban a sus niños los lavaban en secreto con agua caliente para quitarles el crisma y el olio santo y les ponían nombres moros. A las novias les despojaban del vestido cristiano y la vestían a la morisca. Si aprendían las oraciones era porque si no, no las deja casarse.

En 1567 el rey decidió atajar el problema de raíz. Mientras vistiesen como moriscos y conservaran la memoria de su secta no serían buenos cristianos. Se les mandó quitar la lengua, ropa y baños, que abrieran sus puertas los días de fiesta, viernes y sábados, se restringió los bailes moriscos, tintes moros, las bodas debían celebrarse según el rito cristiano, prohibición de sobrenombres moriscos y que no hubiese moros no nacidos en España. Se les prohibía comprar negros como esclavos desconocedores de la lengua castellana y que se les enseñara el islam. Se puso un plazo de 3 años para que cumplieran los preceptos.

Los musulmanes se justificaban comentando que los bailes no impedían ser buenos cristianos, que los baños eran para provecho de los cuerpos y no iban contra la fe sino que era por higiene. Abrir las puertas de las casas invitaría a los amigos de lo ajeno, la vestimenta morisca se usaba para ocultar la belleza de las mujeres y evitar que los hombres pecasen. Los sobrenombres moriscos evitaban perder los linajes y todos desean hablar castellano  pero al crecer en lugares pequeños donde nunca se hablaba, a los viejos les resultaría difícil, y los curas además les hablaban en arábigo.

Pronto surgió una sublevación que empezó en el Albaicín granadino y cuyos preparativos tuvo en Churriana un lugar destacado. Rápidamente fue sofocado excepto en la Alpujarra y la costa. En 1569 el marqués de Mondéjar alojó a sus tropas en casas moriscas. En Churriana tenemos constancia de varios bautizos en los que algunos de estos soldados participaron como padrinos. En la fase más cruel de la guerra llegaron a Churriana algunos pobres buscando asilo, mientras algunos moriscos dejaron sus casas y abandonaron a sus mujeres echándose al monte como bandoleros.

Entre 1569 y 1570 se evacuó al interior de la Península a los moriscos de Granada y sus alrededores como medida de “protección” hacia sus personas. Se publicó un bando en el que se mandaba a todos los moriscos que habían quedado en Granada a que salieran del Reino bajo pena de muerte. Los musulmanes fueron repartidos en pueblos como Ciudad Real, Jaén o Campillo de Arenas, este último, tierra de antepasados propios. El último bautizo morisco en Churriana tuvo lugar el 19 de marzo de 1570 y pocas horas después salía al destierro escoltado por una compañía de soldados extremeños.

Churriana quedó vacía y no comenzó el repoblamiento hasta 1571, con la llegada de nuevos cristianos, unas 100 familias. Aún quedaban algunos moriscos, cristianos nuevos que se quedaron para enseñar y adiestrar a los nuevos colonos en los regadíos y la agricultura. 

No quedaría la cosa ahí. Felipe II se había propuesto eliminar la amenaza morisca, ante la posibilidad de que el resto de conversos que quedaban en España, dieran ayuda y apoyo a una posible invasión por parte de los turcos. El monarca tenía muy presente el levantamiento de las Apujarras y había mandado dispersar a la población morisca por toda la Península. Esto está corroborado por la genética. Las pruebas de ADN confirman que mientras hay ausencia casi total de cromosomas típicamente africanos en la Andalucía oriental actual, en Galicia, León y Extremadura hay un fuerte elemento y presencia de estos.

Sería con el reinado de Felipe III que se gestaría la "Solución final". Al poco de subir al trono, el rey hizo un viaje a Valencia, donde pudo comprobar que los moriscos vivían de forma aislada y funcionaban de forma independiente. La poca o nula integración de los conversos y las prácticas del Islam en secreto inquietaba al monarca español. Las noticias de que un grupo de moriscos aragoneses se había puesto en contacto con el rey de Francia y las sospechas de que algunos conversos conspiraban con los turcos hizo que el proceso de expulsión se acelerara. Hay que señalar que si bien muchos de estos rumores eran infundados, sí es cierto que un gran número de moriscos nunca se integraron y siguieron con sus prácticas y ritos musulmanes como ya hemos visto. 


Felipe III fue responsable del decreto de expulsión de 1609

Tras un año de preparativos, en 1609 fueron expulsados de España los primeros conversos. Valencia, Andalucía, Extremadura, las dos Castillas y Aragón en ese orden, fueron despoblando sus tierras de moriscos. 

Se estima que España quedó con un 4% menos de población a raíz de estas expulsiones. El problema fue que en Valencia el decreto de expulsión dejó a la tierra sin un 33% de sus efectivos. Y es que a largo plazo esta medida sería perniciosa para nuestro país económicamente. Los moriscos eran excelentes agricultores, artesanos y productores de telas, pero además, la falta de efectivos agravó la crisis demográfica, tan necesaria para la explotación del Nuevo Mundo. 

El destino de los expulsados fue en muchas ocasiones trágico. Muchos acabaron en otros países musulmanes, la mayoría en el norte de África, donde muchos fueron expoliados, robados y esclavizados por otros musulmanes. Otros acabaron formando parte de las escuadras piratas berberiscas y usaron sus conocimientos de las costas mediterráneas para atentar contra España. 

Otros, con temor a las represalias, volvieron clandestinamente a España. El Quijote es testigo de un capítulo que narra las peripecias de Ricote, morisco y antiguo vecino de Sancho, que tras varias peripecias, regresa a España clandestinamente con un grupo de peregrinos alemanes. 


El encuentro entre Sancho y Ricote refleja un hecho real y común en la época de Cervantes, el regreso clandestino de algunos moriscos

Recientes estudios han demostrado que a pesar del decreto de expulsión, hubo miles de moriscos que permanecieron en España. A los que regresaron clandestinamente se añaden  los que permanecieron escondidos, otros que cambiaron de localidad, nombre y apellido, otros por permiso regio y otros tantos por la protección de algunos poderosos locales, ya que como he dicho, los moriscos eran   excelentes agricultores y artesanos, en definitiva, mano de obra muy valiosa de la que no se podía prescindir. 

En la actualidad, la tolerancia y el abrazo que extiende  España a otras etnias extranjeras hace que muchos musulmanes hayan emigrado hasta nuestras tierras. Hoy día hay unos dos millones de musulmanes en nuestro país, siendo Cataluña la que más hijos del Islam ha acogido con casi medio millón. Le siguen Andalucía, Madrid, la Comunidad Valenciana y Murcia. Por nacionalidad, mas de 700,000 son marroquíes, españoles (descendientes y conversos), pakistaníes, senegaleses y argelinos.





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