Posiblemente a muchos les suene a chino este acontecimiento histórico, intrascendente y borrado de los libros de Historia ingleses y olvidado para la mayoría de los españoles. Y es que, señores y señoras, en el siglo XVIII hubo una batalla que aunque incomprensiblemente no se le ha dado la importancia que merece, representó una humillación a la altanería y chulería inglesa de la época. (una más de tantas a las que nos tienen acostumbrados)
Para ponernos en situación debemos viajar unos 25 años antes del acontecimiento. Tras la guerra civil entre austrias y borbones que desangró a España por causa de la sucesión al trono hispano, se firmó en el 1713 el Tratado de Utretch. Por este tratado Inglaterra obtiene compensaciones como la cesión de algunos territorios tales como Menorca o Gibraltar. Igualmente obtiene el derecho al tráfico de esclavos en América durante 30 años así como enviar anualmente un navío de 500 toneladas para comerciar con las colonias hispanas.
Estas concesiones no estaban exentas de problemas traducidos en el contrabando y la piratería. Así, España intentó acabar con esta lacra abordando y confiscando cualquier mercancía de toda embarcación no autorizada.
Es en el año 1738 cuando el capitán de un navío inglés llamado Robert Jenkins comparece ante el parlamento británico con un frasco en las manos en cuyo interior se halla una oreja. Jenkins relata a los políticos ingleses como pocos años atrás su navío fue abordado por un guardacostas español cuyo capitán de nombre Juan león Fandiño cortó la oreja del inglés al tiempo que le decía "Ve y di a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve"
La afrenta contra el rey inglés y el honor era clara, de modo que en el año 1739, Inglaterra declara la guerra a España.
El primer revés se lo llevaría los ingleses en La Guaira. El almirante Vernon mandó al capitán Waterhouse interceptar los barcos mercantes españoles que hacían la ruta entre La Guaira y Portobelo. El capitán inglés cometió la torpeza de utilizar una táctica obsoleta conocida de sobra por los españoles consistente en arriar la bandera inglesa de sus barcos e izar en su lugar la bandera española. Cuando los navíos ingleses hubieron entrado a puerto y expuesto a la artillería española, tras un intenso cañoneo de tres horas los ingleses muy maltrechos dieron media vuelta escapando de una masacre segura.
El segundo asalto se lo llevó Vernon en Portobelo que con 6 navíos sometió al descuidado gobernador español Francisco Javier de la Vega Retez. Aunque lo obtenido en este lugar fue paupérrimo, pronto los ingleses magnificaron la victoria al tiempo que glorificaban la figura de Vernon y la prensa inglesa se burlaba de las fuerzas españolas.
Y aquí llegamos al momento culmen de nuestra historia: los ataques y sitio de Cartagena de Indias.
Envalentonado por su victoria en Portobelo, Vernon se creía capaz y con fuerzas de conquistar la importante ciudad de cartagena de Indias. La ciudad estaba defendida por Blas de Lezo, llamado mediohombre a causa de todas las heridas sufridas durante su carrera militar (era tuerto y tenía una pata de palo). Vernon desafió al español mientras este le contestaba de esta manera: «Si hubiera estado yo en Portobelo, no hubiera su Merced insultado impunemente las plazas del Rey mi Señor, porque el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para contener su cobardía.»
Blas de Lezo héroe de Cartagena de Indias
La flota inglesa constituía el número de buques de guerra más grande que hasta entonces había surcado los mares dispuestos en 186 barcos, entre navíos de guerra, fragatas, brulotes etc, y unos 25000 hombres entre marinos, soldados y esclavos negros macheteros de Jamaica, más 4000 reclutas de Virginia bajo las órdenes de Lawrence Washington, hermanastro del futuro presidente de los Estados Unidos George Washington), y ojo al dato,superaba en más de 60 barcos a la Armada Invencible de Felipe II. Y ahora lo interesante,las fuerzas del mediohombre: las defensas de Cartagena de Indias no pasaban de 3000 soldados entre tropa regular, milicianos, 600 indios flecheros del interior, más la marinería y tropa de desembarco de los 6 únicos navíos de guerra de los que disponía la ciudad. Destacar la experiencia del mediohombre, curtido en más de 20 batallas.
Vernon ordenó bloquear el puerto el 13 de marzo de 1741, al tiempo que desembarcaba un contingente de tropas y artillería destinado a tomar el Fuerte de San Luis de Bocachica, contra el que abrieron fuego.Tras perder los seis barcos ante la flamante superioridad numérica enemiga, Lezo decide incendiarlos así creando un obstáculo para el avance inglés. Fue entonces cuando Edward Vernon cometió el error de dar la victoria por conseguida y mandó un correo a Jamaica comunicando que había conseguido tomar la ciudad. Inglaterra estaba tan segura de su victoria que el rey inglés mandó acuñar monedas celebrando su triunfo, en las que se leía "la arrogancia española humillada por el almirante Vernon y los héroes británicos tomaron Cartagena, abril 1, 1741 " El informe se reenvió más tarde a Londres, donde las celebraciones alcanzaron cotas aún mayores que las realizadas por Portobelo, llegando a acuñarse medallas conmemorativas en las que aparecía Blas de Lezo arrodillándose ante Vernon.
Pero para desgracia de Vernon, lo que estaba por llegar no era la tan esperada victoria británica. La noche del 19 de abril se produjo un asalto a San Felipe que se juzgaba definitivo, llevado a cargo por tres columnas de granaderos apoyados por los jamaicanos y varias compañías británicas, convenientemente ayudados por la oscuridad y el constante bombardeo procedente de los buques.La sorpresa fue mayúscula, cuando los ingleses comprobaron que sus escalas eran demasiado cortas y no podían escalar las murallas del castillo. Las tropas inglesas no podían atacar ni huir debido al peso del equipo. Aprovechando esta circunstancia, los españoles abrieron fuego contra los británicos, produciéndose una carnicería sin precedentes.
Los ingleses no pudieron escalar las murallas pero al amanecer, se encontraron con las bayonetas de unos trescientos soldados de los tercios españoles que saltaban sobre ellos desde sus trincheras. Fue una masacre:
“…rechazados al fusil por mas de una hora y después de salido el Sol en un fuego continuo y biendo los enemigos la ninguna esperanza de su intento (…) se pusieron en bergonzosa fuga al berse fatigados de los Nuestros los que cansados de escopetearles se abanzaron a bayoneta calada siguiendolos hasta quasi su campo…” los defensores se las ingeniaron para impedir desembarcar al resto de las tropas inglesas, que se vieron obligadas a permanecer en los barcos durante un mes más sin provisiones suficientes. El 9 de mayo, con la infantería prácticamente destruida por el hambre, las enfermedades y los combates, Vernon se vio obligado a levantar el asedio y volver a Jamaica. Más de 8000 ingleses murieron y más de 7000 fueron heridos por unos mil muertos españoles, algunos barcos ingleses quedaron tan vacíos que fue necesario hundirlos ante la falta de marineros. Los ingleses no solo fueron humillados sino que esta batalla representaba la mayor derrota de su historia.
y esto causó tal vergüenza a Jorge II que el propio rey prohibió escribir sobre el asunto a sus historiadores.
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