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viernes, 8 de diciembre de 2017

ORIGEN DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN



La Inmaculada Concepción es un dogma de la Iglesia Católica que afirma que María, madre de Jesucristo, no fue alcanzada por el pecado original sino que, desde el primer instante de su concepción, estuvo libre de todo pecado, libre de toda mancha o efecto del pecado original, transmitido a todos los hombres por ser descendientes de Adán y Eva.

Sin embargo, el origen de la celebración de dicho dogma, el 8 de diciembre, responde a un suceso que ya relaté anteriormente en un artículo dedicado a los tercios españoles y que merece la pena recordar en el día de hoy.

Todo comenzó el día 7 de diciembre de 1585, en el contexto de la Guerra de los 80 años  que culminaría con la paz de Westfalia en 1648, en la guerra que enfrentó al Imperio español contra las 17 provincias de los Países Bajos. 

Tras la toma de Amberes por Alejandro Farnesio, este puso sus ojos en las provincias católicas oprimidas del norte, enviando a los Tercios a la isla de Bomel, entre los ríos Mossa y Waal. Sin embargo, el almirante holandés Holak había situado a su flota entre el dique de Empel y la ciudad de Bolduque-Hertogenbochde, de forma que los españoles se hallaban bloqueados y estaban al alcance de la artillería rebelde. Holak ofreció una rendición honrosa a los 5000 Tercios estacionados allí. La respuesta del comandante español Francisco Arias de Bobadilla fue clara:

"Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos."

             Francisco Arias de Bobadilla

Holak no se tomó muy bien esta respuesta y decidió acabar con todos los españoles. Abrió los diques del canal del río Mossa, inundando la isla de Bomel, con la intención de ahogar a unos soldados españoles que por los pelos tuvieron el tiempo justo de subir al pequeño monte Empel y no perecer en el agua.

"La inundación echó el río sobre casi toda la isla con tanta presteza que apenas tuvo tiempo Bobadilla para llevar tras el Mossa al lugar de Empel y a otros de la vecindad las tropas, artillería y vituallas. Pero ni aquí les dejó libres la corriente del río, porque si bien los españoles habían tomado los puntos más altos, el campo desde la isla Bomel a Boldu que era algo más bajo y fácilmente llamó a sí las aguas y menos unos altos a los que habían subido los soldados, el otro campo del río parecía un mar hinchado ".

Sin comida, abrigo, con la ropa húmeda y apilados en un terreno minúsculo, el almirante holandés disparó la artillería sobre los indefensos Tercios. Solo un milagro podía salvar a los españoles. 

El mapa muestra la desesperada  situación de los españoles


La providencia quiso que un español hallara, mientras excavaba una trinchera, una tabla de madera con  la imagen de la Inmaculada Concepción pintada en ella. Convencidos de que se trataba de una señal divina, los Tercios improvisaron un altar donde colocaron la imagen  y le rezaron una Salve.

"En ésto, estando un devoto soldado español haciendo un hoyo en el dique para guardarse debajo de la tierra del mucho aire que hacía junto a su tienda y cerca de la iglesia de Empel, a las primeras azadonadas que comenzó a dar para cavar la tierra saltó una imagen de la limpísima y pura Concepción de Nuestra Señora, pintada en una tabla, tan vivos y limpios los colores y matices como si se hubiera acabado de hacer. Como si hubiera descubierto un tesoro acuden de las tiendas cercanas. Vuela allá el mismo Maestre de Campo Bobadilla. Llevanla pues como en procesión al templo entre las banderas la adoran pecho por tierra todos: y ruegan a la Madre de los Ejércitos que pues es la que solo podía hacerlo, quiera librar a sus soldados de aquella azechanzas de elementos y enemigos: que tenían por prenda de su libertad cercana su imagen entregada piadosamente cuando menos imaginaban y más necesidad tenían, que prosiguiese y llevase a cabo su beneficio ".

"Pusieron la tabla en una pared de la iglesia, frontero de las banderas, y el Padre Fray García de Santisteban hizo luego que todos los soldados le digesen una salve, y lo continuaban muy de ordinario. Este tesoro tan rico que descubrieron debajo de la tierra fue un divino nuncio del bien, que por intercesión de la Virgen Maria, esperaban en su bendito día"                                                                                                                                                                                                                                                                                           
La consigna era clara, Dios estaba del lado de los españoles y había que aprovechar esa ayuda divina. Así, la arenga no se hizo esperar:

"¡Soldados! El hambre y el frío nos llevan a la derrota, pero la Virgen Inmaculada viene a salvarnos. ¿Queréis que se quemen las banderas, que se inutilice la artillería y que abordemos esta noche las galeras enemigas?"

¡Sí, queremos! contestaron los entusiasmados soldados.

La fortuna o la providencia hizo que los tercios adquirieran una ventaja totalmente inesperada.

Ya fuera por la casualidad, la naturaleza  o por la providencia divina lo cierto es que en la noche del 7 al 8 de diciembre se levantó un terrible y gélido viento que hizo congelar por completo el río Mossa de manera extraordinariamente rápida. Al amanecer, los soldados españoles cruzaron a pie el helado río y cayeron por sorpresa sobre las embarcaciones enemigas. Los rebeldes poco pudieron hacer ante el ímpetu y la fuerza de las armas españolas y no tuvieron más remedio que rendirse ante la posibilidad de una masacre más que segura. Todas las naves rebeldes fueron quemadas. Ahí no quedaría la cosa, al día siguiente y envalentonados por la victoria del día anterior, los Tercios atacaron la fortaleza holandesa ubicada junto a la orilla del río Mossa y la tomaron a sangre y fuego.

Holak, abatido por la derrota solo pudo decir:

Tal parece que Dios es español al obrar, para mí, tan grande milagro”.

"cinco mil españoles que eran a la vez cinco mil infantes, y cinco mil caballos ligeros y cinco mil gastadores y cinco mil diablos"  

Este hecho histórico fue calificado por los católicos holandeses como El Milagro de Empel, y los propios Tercios de Flandes e Italia adoptaron a la Inmaculada como patrona. Más tarde, el 8 de diciembre de 1854, a través de la bula Ineffabilis Deus, la Inmaculada Concepción fue declarada como dogma  de la fe católica.

Desde entonces y a raíz de ese acontecimiento acaecido el 8 de diciembre de 1585, todos los años, para conmemorar la hazaña, los españoles comenzaron a festejar cada 8 de diciembre el día de la Inmaculada Concepción, aunque  la gran mayoría desconozca que dicha fiesta tiene su naturaleza en el llamado Milagro de Empel

1 comentario:

Unknown dijo...

Desconocía por completo esta Historia. Gracias David
Sigue haciendo :)