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sábado, 13 de enero de 2018

Historia de la conquista de Canarias



INTRODUCCIÓN

Cuando se dice que Canarias  fue un laboratorio para la posterior conquista de América,  sin duda no  falta a la razón. Los métodos  y tácticas empleadas por los españoles para pacificar las islas Afortunadas o islas de los canes serían copiadas más tarde en la conquista de las Indias occidentales. Es más, la conquista de las  Canarias no terminaría oficialmente hasta 1496, con la pacificación de Tenerife, es decir, 4 años después del descubrimiento de América. 

Pero al contrario que en el continente americano, la ocupación de Canarias fue de todo menos un paseo militar. Los castellanos tuvieron que cosechar muchísimas derrotas antes de someter a los aguerridos indígenas del archipiélago. El conocimiento del terreno y las emboscadas fueron claves para defenderse y vencer a unas tropas mejor preparadas y tecnológicamente superiores en armamento. Y es que los castellanos solo pudieron salir victoriosos cuando se enfrentaron a los canarios en campo abierto o fueron asistidos por nativos aliados. Lo que queda claro es que los españoles tomaron buena nota de lo que había que hacer en América tras sus  debacles en el campo de batalla canario.

Para Cristóbal Colón España terminaba en Canarias y esta era rampa de lanzamiento hacia la navegación a las Indias. Ya López de Gómara (historiador y cronista de la conquista de México) lo afirmaba así: "...las islas Canarias son camino para las Indias." 

Felipe IV también dio mucha importancia a las islas: "las Canarias es lo más importante que yo tengo...por ser paso y camino derecho para las Indias, y navegación dellas a Castilla"

El tratado de Alcaçobas-Toledo de 1479-80, reconocía que las Canarias quedaban para Castilla: "Canarias e las otras islas de Canaria ganadas e por ganar"

Así, cuando Colón llegó a América, Canarias eran aún unas islas por ganar. En su tercer viaje, Colón llevaría a las indias occidentales algunos nativos canarios.

Aún existe una conexión y aportación humana entre Canarias e hispanoamérica. Un acento similar entre los isleños caribeños o Venezuela (Hay que recordar que hubo mucha migración canaria a estas tierras) que contrasta con el duro y marcado acento de los peninsulares. 

Las Canarias jugaron un papel sumamente importante en la conquista de América. Del archipiélago salieron infinidad de barcos con bastimentos para los colonos y conquistadores. También fue centro de reclutamiento entre los castellanos que vivían allí y los hijos habidos entre estos y la población indígena. Famosos eran los canes verdinos (y que daban nombre a las islas) que reclutados como fieros guerreros fueron embarcados a las Américas y llegaron a ser una auténtica pesadilla para los nativos americanos. Fueron muchos los canarios que participaron de la conquista y que colonizaron las Indias Occidentales, como es el caso de la expedición del adelantado de Canarias, Fernández de Lugo. Sin duda, la conquista y  colonización de las Islas Canarias fue un campo de instrucción para la posterior conquista de América.




ORIGEN PREHISPÁNICO DE LAS CANARIAS

La investigación del pasado prehispánico canario nos lleva principalmente a la época del Imperio Romano, donde barcos romanos navegaron por las islas y donde se han encontrado varias ánforas datadas en el siglo IV d.C. Lo cierto es que los navegantes apenas se sentían atraídos por las islas que poco o nada tenían que ofrecer. No obstante, fueron muchos los cronistas que dejaron testimonio sobre las islas. Plinio el Viejo, Estacio Seboso, Estrabón, Pomponio Mela e incluso Ptolomeo dejaron constancia de su existencia en sus escritos. Los árabes, como el escritor El Eldrisi también hicieron mención de las islas llamándolas Al-Kaledat (Eternas).

Será en el siglo XV cuando habrá un comercio más activo gracias a la orchilla, un liquen muy abundante en las islas y que tiñe de color púrpura. 

Aunque se ha pretendido englobar a  los guanches en todo el conjunto de las islas, en realidad estos provienen de Tenerife. No obstante se cree que los nativos de las islas provienen de alguna rama en común de los africanos bereberes

La cerámica canaria es otro componente identificatorio. Hubo notables diferencias de una isla a otra pero por lo general la cerámica canaria era roja, pintada y bruñida.


Hay también grabados esquemáticos, antropomorfos y zoomorfos y pinturas. Los poblados muestran agrupación de casas y viviendas en cuevas excavadas en la toba. Los ajuares son ricos y variados. Cerámica, ídolos, molinos giratorios, tejidos vegetales, utensilios de hueso, etc. Excepto en la isla de Gran Canaria, los enterramientos se hacían en cuevas naturales.



La economía en general se basaba principalmente en la ganadería de cabras, ovejas y cerdos. Los cereales cultivados se destinaban a la elaboración del gofio, harina del grano tostado.

Tenerife en tiempos antiguos estuvo dividida en 9 menceyatos, división territorial a cargo de un mencey o rey. La sociedad de base monógama se ordenaba en torno a la familia nuclear. La poligamia en Tenerife era permitida en casos de adulterio o esterilidad. En Lanzarote existió la poliandria a causa de la escasez de mujeres. En Gran Canaria existió el infanticidio de las niñas primogénitas cuando había desequilibrios demográficos o hambrunas. También se practicó el derecho de pernada por el cual el guanarteme tenía derecho a acostarse en la primera noche con la recién casada. En las islas occidentales existió un fuerte patriarcado mientras que en las orientales primó el matriarcado. Tanto hombres como mujeres llevaban un delantal como vestido, excepto las doncellas que iban desnudas sin avergonzarse de su desnudez.

La religión se ordenaba sobre el concepto de un ser superior, una divinidad solar conocida por sus atributos. Benefactor, creador, fecundador... Como ritos, los canarios hacían libaciones y sacrificios de animales. Creían en una vida más allá de la muerte y por eso momificaban a sus muertos y le ofrecían ofrendas para el viaje de retorno.


La creencia en la inmortalidad hacía de los canarios verdaderos expertos en la conservación de los cadáveres a través de la momificación.

Todos hablaban una misma lengua, si bien existían formas dialectales. Contaban como nosotros pero colocando las unidades delante de las decenas de este modo:

uno: nait; dos: metti; tres: amelotti; cuatro: acodetti;...diez: marava; once: naiti-marava; doce: smatta-marava; trece: amierat-marava...

Aunque entre islas compartían muchas cosas en común también había cosas que les diferenciaba. 


Gran Canaria

Fue llamada Gran Canaria por Jean de Bethencourt tras sufrir una gran derrota en la isla. Cuando se alejaba en su embarcación tras la derrota, no podía apartar la vista de la isla mientras repetía una y otra vez, "Grande, grande, grande".

La isla tenía una flora variada con grandes bosques de pinos, acebuches, tiles, lentiscos, palmeras cargadas de dátiles, abundancia de miel e higueras. Tenían una ganadería de cabras, ovejas y cerdos. Conocían el fuego, la cerámica pero desconocían la rueda, el arco y la escritura, propiamente dicha.

Practicaban la lucha, la natación y eran grandes escaladores. Tenían buena estatura, de tez morena y pelo castaño. Aparte del guanarteme, en la alta jerarquía había sumos sacerdotes y las harinaguadas, especie de vestales destinadas al culto de Acoran. Los guayres eran una clase de jefes tribales. Por debajo estaba la nobleza representada por los guerreros y los achicaxinas que ejercían trabajos artesanos y pastoriles.

De religión monoteísta, adoraban en santuarios, realizaban procesiones a los montes sagrados y examinaban  entrañas de  cabrito para dictar agüeros. Creían en la inmortalidad y eran maestros de la momificación. Temían mucho a unos espíritus malignos que se aparecían en forma de grandes perros lanudos. 

Practicaban la justicia haciendo uso del ojo por ojo. Despeñaban a los reos en profundas simas o les colocaban sobre una piedra plana golpeándoles con otra piedra hasta destrozarlos. Condenaban el hurto, el adulterio o la irrespetuosidad con los ancianos.

En la guerra, usaban el magada, un bastón endurecido al fuego, las amodagas o dardos con bolas en el centro, las tabanas, especie de cuchillos de pedernal y el tarja, rodela defensiva de madera. No conocían el arco ni la flecha. Se tatuaban todo el cuerpo para la guerra y las mujeres se teñían el cabello de rojo. Estas iban engalanadas con diademas de cuero y conchas. Las pieles eran cosidas con agujas de hueso o espinas de pescado. 

En medicina, usaban hierbas y grasa de animal derretida al fuego.

Fuerteventura y lanzarote

Eran alegres y caritativos. De estatura elevada y bien formados. Las mujeres eran muy hermosas, de cabellos dorados. Los hombres llevaban barba en punta. Vestían túnicas largas y luchaban con piedras y palos.

Su alimento principal era la leche, el pescado, la manteca, el gofio de cebada y la carne tostada al sol. 

Los muertos eran metidos en cuevas entre pellejos de cabra. Se regían por señores capitanes o reyes en cuadrillas. Los reos eran ejecutados como en Gran Canaria pero la familia del ejecutado era considerada como infame.

Tenerife

De Tener "Monte" e Ife "Blanco o de nieve", los guanches llamaron Achinech a su isla que significa "País de Echeide", aludiendo al fuego del infierno del Teide

La palabra guanche viene de Guan "Persona" y Achinech "isla". Al sur,los habitantes eran morenos y al norte, blancos. Las mujeres eran rubias y hermosas, de lindos cabellos. 

"tienen los cabellos largos y rubios y con ellos se cubren llegándoles hasta el ombligo y andan descalzos... no exceden de nuestra estatura, tienen los miembros robustos, son fuertes, muy valerosos y al parecer, inteligentes...se respetan entre sí... su canto es dulce, son alegres y risueños, bastante civilizados y menos rudos que muchos españoles"

La estatura de los guanches era notable y su rostro de perfectas facciones. Vestían con pieles de cordero y cabra. Los hombres araban y las mujeres sembraban. Se alimentaban de harina de cebada, arvejas, leche o miel y las cuevas servían de graneros y panteones.

En la jerarquía tenemos en lo alto al achimencey seguido del cichiciquitzo y por último el achicaxana. Para elegir al rey prestaban juramento de esta manera: "Achoran nunhabec, zahoñat reste, guañac sahut banot xeraxe sole" que viene a decir más o menos "Yo juro por el hueso que tuvo real corona, de imitarte, guardando todo el bien de tu república". En este juramento se utilizaban los restos óseos del rey precedente.

Creían que Dios les había hecho de la tierra y el agua. Su dios era abstracto, Achguayerxeran Achoran Achoran "sustentador del cielo y la tierra". Con el advenimiento del cristianismo, la virgen María fue conocida como Chaxiraxi "la que carga al que tiene el mundo". Y es que antes del advenimiento de los castellanos a la isla, los guanches cuidaban celosamente la figura de una virgen que tenían por milagrosa. Creían en el diablo y lo suponían metido en el Teide.

Se unían a una sola mujer pero creían en el repudio y echaban agua a los recién nacidos como parte del culto en una extremadamente semejanza al bautismo católico.

En la guerra eran diestro tiradores, usaban ahumadas y silbidos como señales. Eran benignos en los castigos y no mataban por justicia. Los reos eran apaleados como castigo con el cetro del mencey y a los asesinos de les quitaba parte de sus posesiones que eran entregadas a la familia de la víctima. Al asesino se le desterraba.

La Palma

Se conocía con el nombre de Benahoare "mi patria". Eran muy similares a los tinerfeños. Comían raíces de helechos y juncos machacados, granos secos, ovejas, cabras y cerdos. Usaban como arma un palo llamado "moca". Cuentan las crónicas que en la Benahore prehispánica, incluso después, se recogía maná con el que se alimentaba la población. 

La religión era megalítica y adoraban a un dios llamado Abora, creían en un demonio con forma de perro. Contaban los días por lunas y esta tenían un carácter sagrado. Adoraban con cánticos y sacrificaban animales.

La Gomera y el Hierro

La Gomera estaba dividida en 4 cantones, Mulagua, Agana, Ipalan y Orone. A los reyes le decían Hupal. Los habitantes de estas islas eran de mediana estatura, muy animosos, grandes tiradores de piedras y jabalinas. Las mujeres vestían largas vestiduras y cubrían sus cabezas con velos de piel de cabrito. Eran grandes nadadores y podían comunicarse a largas distancias a través de un lenguaje de silbidos.

Hierro era conocido por Esero que significa fuerte. Sus habitantes eran los más atrasados del archipiélago. Daban a los recién nacidos raíces majadas y mojadas en leche. Vestían con pieles y adoraban un ídolo macho, Eraoranzan, mientras que las mujeres adoraban un ídolo hembra llamada Moneiba, a quienes oraban. Veneraban al cerdo y a un demonio, Aranfaibo, que se representaba con la figura porcina.

Regía la tierra un solo señor. Al ladrón le sacaban el ojo derecho y si reincidía lo mataban. 


LOS PRIMEROS EUROPEOS 

El redescubrimiento y posterior conquista de las islas Canarias se debe a la expansión europea bajomedieval en los siglos XIV y XV. Las islas habían sido inicialmente exploradas por marinos mediterráneos durante los siglos XIII y finales del XIV, dando comienzo a un comercio con catalanes, mallorquines pero genoveses principalmente. El comercio decayó debido a la falta de interés comercial y las insuficientes técnicas de navegación. En una segunda fase fueron los portugueses y el Reino de Castilla quienes se interesaron en las islas. 

La primera noticia que tenemos sobre un explorador europeo se atribuye al genovés  Lanzarote Malocello que viajó a las islas en 1336 con apoyo mallorquín y andaluz. El genovés Passagno recorrió las islas en 1341 bajo bandera portuguesa. En 1342 lo harían dos expediciones mallorquinas con funciones evangelizadoras.

El Papa Clemente VI proclamó las islas como reino y le concedió el título a Luis de la Cerda que se autodenominó Príncipe de la Fortuna
La Iglesia se creía con autoridad suprema y derecho a tomar decisiones sobre aquellas tierras habitadas por infieles y sin dueño político cristiano conocido. Los nativos carecían de derechos sobre la soberanía de sus propias tierras y carecían de legitimidad para oponerse a las acciones evangelizadoras de la Santa Sede.

El Papa proclamó una cruzada evangelizadora y de conquista de las islas, pero no llegó a realizarse debido a la oposición de Castilla y Portugal.

Las reivindicaciones sobre las tierras tuvieron como protagonistas a Alfonso XI, que las reclamaba en virtud a su ascendencia visigoda. El monarca aludía erróneamente a que Canarias había formado parte de la Mauritania Tingitana, dominio de la monarquía visigoda.

Los portugueses por otra parte reivindicaban su derecho a las islas a raíz del viaje que hizo Pessagno a estas en 1341.

Sea como fuere, lo cierto es que las únicas expediciones efectivas durante el siglo XIV fueron las evangelizadoras por parte de mallorquines y catalanes hasta 1391. Más tarde serían los castellanos los que pasarían de la evangelización a la conquista, seguido de procesos de repoblación y aculturación que cambiaría el sistema social y cultural de todo el archipiélago entre los siglos XV y XVI.


LA CONQUISTA

La primera expedición castellana tenía como misión la exploración, para una posterior conquista. En la Crónica de Enrique III podemos leer lo siguiente:

"En este año, estando el rey en Madrid, ovo  nuevas como algunas gentes de Sevilla e de la costa de Vizcaya e de Guipúzcoa armaron algunos navíos en Sevilla... e pasaron a las islas que son llamadas Canarias, como quier que ayan otros nonbres. e andovieron en la mar fasta que las bien sopieron... e envieron a decir al rey lo que allí fallaron, e como eran aquellas islas ligeras de conquistar, si la su merced fuese, e a pequeña costa."

Entre 1393 y 1402 las razzias desde Andalucía fueron frecuentes para tomar botín y esclavos canarios. En Sevilla existe una relación sobre la renta municipal en el comercio de esclavos moros, tártaros y canarios. Lo cierto es que la proximidad de las islas al continente africano hacía de estas un lugar magnífico desde donde acceder al oro sudanés. 

La empresa propiamente conquistadora empezó en mayo de 1402 a cargo del normando Jean de Bethencourt y  Gadifer de la Salle. La conquista se llevaría bajo el patrocinio y protección soberana del rey castellano Enrique III. Hasta 1477 la conquista fue lenta ya que las islas apenas presentaban fuentes de grandes riquezas. Además, los nativos eran buenos guerreros y la pacificación no fue ni fácil ni rápida. Hasta 1477 la conquista estuvo a cargo de aristócratas y navegantes, pero a partir de esa fecha sería la corona la que se haría cargo de la empresa, al comprar el derecho de conquista. Isabel la Católica, nueva dueña de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, intentó poner orden en las islas haciendo que se cumplieran los pactos suscritos con los nativos. El resto de islas no sujetas a la corona, quedaron como territorios feudatarios.


Sobre estas líneas, Jean de Bethencourt. El apellido de este capitán normando está muy arraigado en las Islas Canarias.


la primera capitulación para la conquista de Gran Canaria llevó a una hueste de 600 peones, andaluces en su mayoría y 50 jinetes que desembarcó el 24 de junio de 1478, encontrando una fuerte resistencia indígena. El capitán de la hueste, Juan Rejón, llevó a cabo una guerra de desgaste con talas, incendios y saqueos. En 1480 los reyes designaron gobernador, corregidor, capitán general y alcaide de la isla a Pedro de Vera. Ese año se conseguiría la sumisión de Telde y moriría el principal caudillo de la resistencia canaria, Doramas, quien había vencido previamente en la batalla de Tirajana, al cruel y déspota Pedro Hernández Cabrón, al meterse este y sus hombres en una emboscada. En la batalla de Arucas moriría el caudillo canario, no sin antes bautizarse en su lecho de muerte. Con esta victoria se sentaron las bases del poder de Castilla en Gran Canaria.

En 1481, se recibió nuevos refuerzos, entre los que se contaban un contingente de gomeros a las órdenes de su señor, Hernán Peraza. Un año después haría su aparición Alonso Fernández de Lugo, futuro conquistador de La Palma y Tenerife, quien capturó a la esposa del guanarteme de Gáldar, Tenesor Semidan y luego a él mismo. El guanarteme se bautizaría en 1483 con el nombre de Fernando Guanarteme, siendo sus padrinos los propios Reyes Católicos, convirtiéndose en el más valioso y fiel de los aliados castellanos. Gracias a su influencia llevaría la paz a muchos pueblos.


La conquista pudo acelerarse y mostrarse menos cruenta gracias a la intervención y mediación de Tenesor Semidan. 


En 1488 los gomeros dieron muerte a Hernán Peraza y fueron esclavizados como represalia. Las revueltas fueron constantes debido a los abusos que los peninsulares cometieron contra los indígenas, terminando casi siempre en la esclavitud de los nativos. No obstante, tras una rápida asimilación cultural y  pasar varios periodos de cautividad en la Península, muchos grancanarios regresaron a las islas participando activamente en la conquista de La Palma y Tenerife. En junio de 1492 La Palma capitulaba. En septiembre, Lugo junto a 900 hombres logró la sumisión de los bandos de paces, y el legendario Tanausú fue derrotado en una emboscada en mayo de 1493. Lugo fundaría Santa Cruz de la Palma.

Hay que decir que al igual que en América, los conquistadores pudieron aprovecharse de los mitos y leyendas de los naturales. Así, un adivino muy venerado llamado Yoñe, profetizó que un día llegaría de las aguas una gran casa llena de seres enviados por el dios Eraoranzan, entre los cuales el mismo dios vendría y que para que se cumpliese la profecía, el pueblo tenía que aceptar obedientemente a Eraoranzan y sus acompañantes. Cuando llegaron los conquistadores, los nativos creyeron que la profecía se había cumplido, pero cuando los invasores comenzaron con sus imposiciones  fueron aniquilados por los nativos. Como represalia, los conquistadores apresaron a toda la población y la redujeron al cautiverio.



FIN DE LA CONQUISTA Y COLONIZACIÓN DE LAS ISLAS

Para 1493 solo quedaba como último bastión  indígena Tenerife. Los españoles desembarcaron una fuerza de 1500 infantes y 150 jinetes en las playas de Añaza el 1 de mayo de 1494. Con todo esto los españoles fueron frenados y masacrados el 26 de mayo por el mencey Benitomo de Taoro, cerca de la actual población de La Matanza de Acentejo. Lugo tuvo que  retirarse hacia Gran Canaria. En noviembre de 1495 lo volvía a intentar con 1150 peones y casi 100 jinetes. En esta ocasión Benitomo, envalentonado por su victoria pasada cometió el error de presentar batalla en campo abierto, sufriendo una clara derrota y dejando su vida allí. El 25 de diciembre se sucedería otra nueva victoria para las armas castellanas en el mismo lugar donde fueron derrotadas unos meses antes. El lugar se llamaría la Victoria de Acentejo. Más tarde, una desconocida epidemia a la que los escritores denominarian modorra (enfermedad infecciosa que afecta al sistema nervioso formando quistes) acabaría por diezmar a los indígenas.


Los castellanos sufrieron graves derrotas a manos de unos nativos muy combativos, que aprovechaban el conocimiento del terreno para tender emboscadas como la de Acentejo, donde los españoles fueron aniquilados.


Para el mes de mayo, Lugo había reducido toda resistencia nativa conquistando el menceyato de Taoro y sometiendo más tarde a los menceyes de Tegueste, Tacoronte, Dacod y Daute. Aún en 1499 habría algunas revueltas motivadas por los abusos de los españoles hacia la población indígena. No obstante, la mayoría no tardó en adaptarse a la nueva situación y los canarios se asimilaron con los españoles, gracias en parte a la actuación de la Corona, que actuó en favor de los nativos paliando en parte los abusos cometidos contra ellos. Además, los canarios abandonaban sus modos de vida prehistóricos para incorporarse a la Europa renacentista, formando parte de la nación más poderosa del mundo. 

A pesar de la guerra y las epidemias, la población nativa no llegó a desaparecer y fueron dispersados por todo el archipiélago, poblando aquellas zonas más despobladas como Fuerteventura, Lanzarote y El Hierro. En el resto de las islas se conservó un buen número de población autóctona. Número que crecería con el retorno de los deportados y esclavizados fuera de las islas. Pronto llegaría el mestizaje entre castellanos y nativas ya que el número de mujeres peninsulares en Canarias fue pequeño inicialmente.  La colonización de ganaderos y agricultores en busca de nuevas tierras garantizó el éxito de la conquista. Con la explotación de las nuevas tierras aparecieron los mercaderes y la introducción de esclavos berberiscos y los adquiridos en los mercados africanos.

Tras la conquista y  posterior colonización, el número de habitantes alcanzó la cifra de 20,000 personas (hoy son más de 2 millones). Tres cuartos del total eran de origen europeo frente a un cuarto de nativos y africanos. De los primeros predominaban los castellanos y europeos, mientras que de los segundos lo hacían los guanches, gomeros y canarios. Entre los africanos sobresalían los berberiscos y guineos. Los castellanos lo componían los propiamente dichos castellanos, andaluces, extremeños y un número menor de vascos y gallegos. Los andaluces, como principales proveedores de las islas se erigieron en los propietarios agrícolas y los rectores de la política insular. Los vascos se ocupaban del transporte y el comercio, los gallegos alternaban las actividades agrarias y el transporte y los portugueses eran agricultores y artesanos. Las escasas colonias extranjeras se dedicaban al comercio y las finanzas.



NUEVAS SOCIEDADES

Al finalizar la conquista, el archipiélago quedó vinculado a la Corona de Castilla, con todos los derechos y obligaciones de la misma, por tanto, se aplicaron las leyes e instituciones castellanas. Comparado con  la Península, el sistema fiscal en las islas fue no obstante inferior y resultó menos gravoso.

La población indígena que estaba formada por comunidades diferenciadas de guanches, palmesas, canarias y gomeras fueron sometidas a una fuerte hispanización. Participaron del resto de la conquista y se separaron del resto de los indígenas, llegando a ser considerados como auténticos castellanos. Los gomeros, no obstante, se resistieron a perder sus antiguos modos de vida a pesar del continuo contacto con los europeos.

"...no se bautizaban, utilizaban nombres gentiles, vivían desnudos y tenían ocho o diez mujeres."

Los grupos que estuvieron en contacto directo con los europeos se asimilaron rápidamente con los nuevos modos de vida, mientras que los grupos alejados de los centros de población conservaron la lengua, el vestido y la vida tradicional por mucho tiempo, pero adoptaron algunos nuevos usos, especial de índole religiosa. Con el tiempo y poco a poco fueron asimilándose también a la nueva realidad.


Generalmente las cuevas formaron parte de la vivienda habitual de los nativos canarios.


Los berberiscos  habían llegado a las islas como esclavos. Sin embargo existió una pequeña comunidad de hombres libres a la que se sumó los manumitidos por los propios castellanos. Destacaron en actividades agrícolas y mercantiles. La población negra, mayoritariamente esclava se dedicaba a las tareas más pesadas.

En la nueva jerarquía social, no era el origen de procedencia o nacimiento lo que contaba sino la riqueza. En la base estaban los campesinos y los artesanos libres que componían la mayoría de la población. Por encima estaba la aristocracia, adquirida por riqueza, conquista o prestigio religioso. En el lado opuesto estaban los vergantes, trabajadores sin ocupación determinada.

Actualmente y como huella de la conquista, en el archipiélago canario abundan los apellidos asociados a algunos de los conquistadores y colonizadores de antaño. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística en Tenerife podemos hallar casi 4,000 Bethencourt, con casi otro millar en Las Palmas. Existen 13,000 Marrero en la mencionada provincia de Tenerife y 16,000 en Las Palmas. 29,ooo Cabrera en esta última y 17,000 en la primera. Hay unos 8,000 Tejera en ambas islas y unos 34,000 Medina. Solo en Tenerife hay unos 10,000 Expósito, pero el  que se lleva la "palma" es Santana, cuyo apellido lo lleva unas 80,000 personas en la provincia de Las Palmas, por 5,000 en Tenerife. Muchos de estos apellidos tienen su origen en aquellas áreas peninsulares que sirvieron de rampa de lanzamiento hacia la conquista de las islas.

Entre los apellidos de origen indígena destacan Bencomo, Chinea, Baute, Oramas, Guanche, Tacoronte, etc.. y aunque no son tan numerosos como los de origen europeo o castellano su número es importante.